Se cumplen siete años de la pérdida de Albert y Esther: el camión era más grande.
Solo tenían 15 y 14 años
cuando deje de verlos
Se llaman ALBERT y ESTHER
dos ángeles escondidos en el refugio de los hombres
Yo adorno las imágenes de mis ángeles con flores
que luego se marchitan
y los lloro con lagrimas que más tarde se evaporan
Yo…yo aprendí a mantenerlos siempre vivos
adentro de mi alma
sin lagrimas y con flores eternas
que jamás lograrán marchitarse
Las flores del RECUERDO
del día 2 de marzo del 2004
Ese día desplegaron sus alas escondidas y volaron al cielo
Cuanto os extraño y cuanto me haces falta
Esto es lo que es cribe la madre de Albert, Merce. Y yo, como no se catalán, utilizaré el mejor nexo de unión … “Donde quieras que estés”
Donde quiera que estés,
te gustará saber
que por flaca que fuese la vereda
no malvendí tu pañuelo de seda
por un trozo de pan
y que jamás,
por más cansado que
estuviese, abandoné
tu recuerdo a la orilla del camino
y por fría que fuera mi noche triste,
no eché al fuego ni uno solo
de los besos que me diste.
Por tí brilló mi sol un día
y cuando pienso en tí brilla de nuevo
sin que lo empañe la melancolía
de los fugaces amores eternos.
Donde quiera que estés,
te gustará saber
que te pude olvidar y no he querido,
y por fría que sea mi noche triste
no echo al fuego ni uno solo
de los besos que me diste.
Donde quiera que estés…
si te acuerdas de mí.
Un fuerte abrazo, Merce.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena