Luis Mariano tenía guardado un mail de una madre que escribía loca de dolor porque había perdido a su hija en un mal llamado accidente. Un borracho se la arrebató.
El mail de esa madre se titulaba “carta abierta a los jóvenes” y estaba fechado en marzo de 2006, pero no aparecía dirigido a él. Luis Mariano, por entonces, estaba ya muy enfermo. No sabemos cómo le llegó a él ese mail ni quién se lo dio pero, probablemente, quien lo hizo, tuvo la intención de darle ánimos. Tal vez era una forma de decirle tú estás enfermo pero hay quien estando muy sano no tiene mucha suerte.
Dos meses después, Luis Mariano se reunía con Helena.
Ya han pasado cuatro años.
Pero toda esta historia no la conocí hasta hace cinco meses, cuando me encontré con María Luisa, la madre de Luis Mariano. Ella tampoco había descubierto mi mail hasta unos días antes de reunirnos. Su tarjeta de presentación fue ese mail.
Esta es una de esas historias para las que no tengo explicación. María Luisa, sí, pero yo, además de mi pérdida, sufro de no creyente.
Tampoco me había percatado de que tengo muchas mariposas y que después de morir Helena me dio por comprar más. Me di cuenta después de conocer a María Luisa y su teoría sobre las mariposas y los que ya no están.
La mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.
Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la mano que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.
Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.
Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
Mariposa de Otoño. Pablo Neruda
Un abrazo especial, en un día como hoy, para los padres y la hermana de Luis Mariano. Para ellos, nunca el tiempo es perdido, y las mariposas estarán hoy muy cerca.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.