¡Por qué no se callan?

 Con demasiada frecuencia las víctimas de cualquier violencia tenemos que escuchar los consejos sobre qué hacer o no hacer procedentes de personas que aparentemente tienen poder, autoridad o conocimiento de causa.

Y me refiero a cualquier víctima de cualquier tipo de violencia (terrorista, de genero, abuso sexual, violencia vial, etc.), cuyo resultado es siempre el mismo, producir la muerte de una persona.

En algunos caso viene definida o determinada por catedráticos,  de filosofía de Derecho,  de psicología clínica, o la última y más reciente, por dirigentes políticos del PNV.

Las víctimas no somos objetivas. Estamos contaminados de dolor. No vemos con claridad. Nuestra opinión es subjetiva y está llena de revancha y odio. O en palabras de los propios especialistas: «La excitación no ayuda a reducir el malestar ni permite avanzar». «Las víctimas deben quedar excluidas de la toma de decisiones políticas y legales».  Por no hablar de lo que opinan jueces o políticos. Todos ellos, por supuesto, sin saber lo que es ser víctimas.

Y yo me pregunto, ¿Qué nos dejan, sólo el dolor? Raro es que no nos quitan el derecho al voto.

Los avances científicos en el ámbito médico se van consiguiendo porque existen enfermos que padecen esas enfermedades y nadie les tapa la boca para que no se quejen.

Y así los padres de Sandra Palo,  Mari Luz Cortés, Marta del Castillo, la viuda de  Eduardo Puelles, los miles de afectados por violencia vial o los de violencia de género, es mejor que no hablen. Sólo tienen derecho a un resarcimiento económico,  la mayoría de las veces risorio si se compara con las indemnizaciones millonarias por faltar al honor de tal o cual persona, en su gran mayoría figuras públicas que están expuestas a ello.

Pero las víctimas de violencias no podemos opinar, presionar o pedir que cambie la sociedad, las leyes. Porque desvariamos por nuestro estado de dolor. Porque nos negamos a volver a ser felices y nos anclamos en el victimismo. Porque no normalizamos nuestras vidas, contaminando a los demás con nuestro dolor y recordándoles con nuestra actitud, que ha sucedido algo horrendo y monstruoso, que se ha producido por la desidia y el abandono de algunos, por la maldad imposible de erradicar y rehabilitar, o simplemente, como resultado de “la lotería de los inocentes”

Solamente nos falta que nos digan ¿Por qué no se callan?

Publicado miércoles, 24 de junio de 2009 9:09 por FZ_madredHelena

  ¡Válgame Dios! Si es que existe…

 Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

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Acerca de Flor Zapata

Desde Abril de 2005, soy Flor Zapata, madre de Helena. Ese es mi pie de firma desde que escribo para concienciar sobre los peligros de una conducción no responsable.
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