Demasiado humo. Un cuento de Navidad, del hada Helena

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Hacía algunos años que ya no se celebraba la navidad con una comida o cena de  empresa. Fue de las primeras cosas que se perdieron cuando comenzó la crisis. Ahora la celebración se reducía a unas copas en las instalaciones de la propia empresa. Copas y algunos canapés precedían la hora de la salida el día de Nochebuena.

Ese día la jornada terminaba sobre la una del medio día y los pasos de los empleados se encaminaban hacía el comedor. Allí se iban dando cita todos. Bueno, algunos.

Los directivos, ese día, tenían a bien bajar de sus imponentes despachos y entrar en el comedor. Había quien lo hacía por primera vez en todo un año. Algunos, incluso,  en ese evento veían caras que les eran totalmente desconocidas. Normal, nunca se mezclaban con el pueblo.

Rufo y Rodo, en cambio, eran bien conocidos por sus compañeros y conocían a todo el mundo. Ellos hacían acto de presencia, aprovechaban para  tomar unas cuantas copas, las máximas en el menor tiempo posible y desaparecer  silenciosamente, para ocuparse de otros temas más gozosos para ellos.

Cuando su objetivo estaba cumplido, con una mirada de complicidad, y antes de que el Presidente comenzara a pronunciar las consabidas palabras de felicitación, ellos desaparecían de escena.

Entraron en el coche de Rufo. Éste, con una mirada pícara, abrió la guantera,  y Rodo, poniendo ojos como platos, y la boca abierta, dejó caer una exclamación en forma de taco.

Se lanzaron a la bolsa como un hambriento lo haría ante un plato de comida. En unos segundos, el coche se llenó de humo, demasiado.

-¿Qué te parece?-dijo Rufo- ¿Te gusta mi discurso?

-Me encanta.

Después, cesaron las palabras para comenzar la risa nerviosa. Y pronto el coche se lleno de humo y vaho, impidiendo ver su interior.

Unos fuertes golpes sobre los cristales sacaron a Rufo y Rodo de su éxtasis.

Rufo bajo la ventanilla y comprobó que se trataba del vigilante.

-Vamos. Venga. Ya estáis marchándoos de aquí. Ya es hora de que lleguéis a vuestra casa que hoy es Nochebuena.

-Perdona, estábamos echando un cigarrito.

-Pues os habéis debido de fumar un paquete entero porque desde que terminó la fiesta, sois los únicos que seguís aquí. Venga que tengo que cerrar el parking y vosotros llegar a cenar a vuestras casas, supongo.

Dio un pequeño golpe con su porra en la carrocería, y se fue hacia la puerta del garaje que ya tenía medio cerrada.

Rufo y Rodo se miraron con cara perpleja y, a la vez,  el reloj. Rodo nuevamente abrió la boca tanto como cuando vio aparecer “la bolsita”.

-¡Joder, si son las diez! ¡Nos hemos quedado dormidos!

-¿Qué? ¡Pero si eran las dos cuando nos bajamos al coche!- comenta Rufo.

-Sí, pues yo no recuerdo haber encendido nada más que “un peta”, ¿qué demonios tenía?

-Rodo, te juro que yo sabía que era buena, pero no pensé que fuera tanto.

-Vámonos antes de que se haga más tarde, si no quieres que esta noche nos dejen en la calle.

 

Rufo arrancó el coche sin dejar de mirar de reojo el reloj del mismo, no podía creer que hubieran pasado 8 horas.

-Yo creo que la ginebra que nos han dado debía ser de garrafón y eso nos ha dormido. El próximo año no nos quedamos a la copa.

El coche salió por el hueco que había dejado el vigilante y éste,  después de levantar la mano para despedirles,  se dispuso a cerrar la puerta, pero justo en ese momento, antes de hacerlo totalmente, una mariposa de bonitos colores salió por la misma, moviendo sus alas a gran velocidad, y alejándose por el cielo.

 

-No te parece que te has pasado con el sueñecillo, hada Helena.

-No, no creo. A estos dos los conozco bien. En esta ocasión, les he librado de una buena multa  y les he hecho un buen regalo: la vida.

-Y demasiado  humo ¿no?

-Puede, pero ocho horas de rico sueño mejoran a cualquiera, y conseguir que solo consumieran un único canuto es otro éxito.

 

Flor Zapata Ruiz, madre del hada Helena.

 

Notas del la autora:

°         El alcohol, las drogas y los psicofármacos están presentes en el 50 % de las muertes en accidentes de tráfico.

°        Más del 47% de los conductores y del 51% de los peatones fallecidos en accidente de tráfico el pasado año habían consumido alcohol, drogas o psicofármacos, según la Memoria 2012 del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.

°         Se detectó alcoholemia positiva en el 74% de los conductores y en casi el 60% de los peatones

°         El 27% de los conductores y en el 25% de los peatones dieron positivo a drogas ilegales.

°         El 64% de los conductores dan positivo a la Cocaína, el 36% al Cannabis, el 10 % a opiáceos derivados de la morfina, y el 5 % de los fallecidos habían tomado “Ketanina”, especie de anestésico utilizado por los veterinarios con los animales.

°         Y entre los efectos de estas sustancias están, la excitación, euforia,  agresividad. alteración de la percepción, y menor concentración de la Cocaína.  Relajación hilaridad, somnolencia, problemas para ver los colores, y distracción, con el Cannabis. Somnolencia, agitación y visión afectada con los opiáceos. Y sensación de flotar, entumecimiento de las extremidades y alucinaciones con la Ketanina.

(Datos tomados de la revista Tráfico y Seguridad Vial de la DGT número 200,  mayo 2013.

°         Helena Castillo Zapata, murió el 17 de abril de 2005 por culpa de un conductor borracho. Helena se convirtió en un hada, una mariposa. Desde entonces, se dedica a salvar vidas.

 

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

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(Estado en el que quedó el coche de Helena, después de recibir el impacto de un coche con un conductor borracho)

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Acerca de Flor Zapata

Desde Abril de 2005, soy Flor Zapata, madre de Helena. Ese es mi pie de firma desde que escribo para concienciar sobre los peligros de una conducción no responsable.
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