La Joven y El Viejo Pescador

La joven y el viejo pescador

Hace mucho que no escribo en el blog. Hace mucho que cada vez escribo menos. No es que no tenga nada que decir, es que escribir me produce dolor, y ya no soy capaz de soportarlo. ¡Quién dijo que el tiempo locura todo? El tiempo, a veces, hace todo más insoportable.

Este año ni siquiera he puesto aquí mi resumen del año sin mi hija, aunque si se puede ver en el otro blog.

Ya no ha habido cuento de navidad. Hace ya unos años que ni siquiera escribo a los reyes magos. Hace mucho que ya no hay reyes magos. Los primeros años quería seguir con la tradición de Helena, ella era siempre la escribía la carta, pero hasta esas ganas también se me pasaron.

Un año escribí un cuento para el padre de Helena, en una noche de reyes. No quería que a la mañana siguiente no encontrara nada en los zapatos. Fue el cinco de enero de 2009. Incluso pinté un dibujo. Este año he recuperado ese cuento, que cuando lo escribí llevaba oculto un mensaje. Un mensaje triste y desolador. Un deseo, una idea, que rondó mi cabeza mucho tiempo.

La Joven y el Viejo Pescador

Un cuento para Reyes

Érase una vez un viejo pescador, que vivía en una pequeña aldea de pescadores, que con el paso del tiempo fue quedándose sola.

El pescador había tenido esposa e hija, pero ambas murieron. Los otros pescadores, también mayores, terminaron por marcharse con sus hijos.

Cada día, el pescador salía a la mar con su pequeña barca. Extendía su red y volvía al día siguiente. La red tenía agujeros grandes para que los peces “pequeñines” no se quedaran atrapados en ella.

Un día,  cuando se dirigía a recogerla, observó una joven en la red. Esta, muy angustiada, le pidió -¡Por favor! ¿Podría liberarme?

Cuando se acercó, vio que la joven estaba atrapada por la cola. El pescador no se extraño.

-Jovencita, liberaré tu cola si me haces una promesa.

-Lo que querais, pero por Dios, soltadme ya.

El pescador le dijo, -cada día tendréis que estar aquí cuando venga a recoger la red y hablaréis conmigo. Estoy demasiado solo.

La joven, con su cola ya liberada, dio un salto, y antes de desaparecer bajo el agua dijo, – Sí, de acuerdo.

Hada Helena Sirena

El viejo pescador, desde ese día, tuvo momentos de charla con la joven sirena. Así supo que ella era hija de un rey del mar que se enamoró de una joven a la que raptó y se la llevó al fondo del mar.

Y la joven supo de la vida del viejo pescador y de su soledad. También de sus experiencias con el mar, cuando era un joven con fuerza.

Desde entonces, el viejo pescador ya no volvió a estar triste, ni solo, porque la bella sirena siguió cumpliendo su palabra.

Las buenas acciones siempre se ven compensadas.

Las promesas hay que cumplirlas.

Las situaciones más extrañas no tienen que asustar.

El mar puede ser el origen y también…el fin.

Flor Zapata Ruiz, madredHelena. 5.01.2009 ©Todos los derecho de la autora.

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Acerca de Flor Zapata

Desde Abril de 2005, soy Flor Zapata, madre de Helena. Ese es mi pie de firma desde que escribo para concienciar sobre los peligros de una conducción no responsable.
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