(calas y siempreviva. Foto de Tere Egea, madre de Juan José)
Se cumplen cuatro años sin Rocío. Ella y su amor se quedaron en una cuneta, y Ana, la madre de Rocío, en la soledad absoluta.
Rocío y Javier apenas habían comenzado a vivir cuando dejaron de existir. Juntos. Enamorados.
Algo se ocultó para siempre
un rostro, un corazón, unas manos que sabían tocarme
y jugar con mis miedos demasiado deprisa
y se ocultó debajo de la tierra
en esa niebla profunda en donde brillan las raíces
como almas que está esperando aparecer
para volver a encontrar sus viejas habitaciones
algo con lo que recordar
que no pueden rendirse todavía a la evidencia
de que la tierra nunca miente
cuando oculta todo aquello que nunca devuelve
«Años previos». Manuel Juliá. Sobre el volcán la flor.
Querida Ana, un fuerte abrazo.