Carta para Marc Serra
Marc Serra fue uno de los jóvenes que murió el pasado 11 de Agosto en la C-60 en Argentona.
Esta es la carta que ha escrito su prima, una joven de su misma edad y que ya no podrá disfrutar de su presencia, sólo de su ausencia.
La obras comenzadas en esta carretera un mes después de su muerte, le habrían salvado la vida, un mes antes.
LA MÁS AMARGA DE LAS CARTAS
“Deportista, simpático y con gran sentido del humor”. Así es como te definías a ti mismo en uno de los perfiles que rellenaste para un conocido servicio de mensajeria instantánea; lo que no querías decir, quizás por timidez, es que tenías un corazón que no te cabia en el pecho, que eras el más decente de todos los chavales de nuestra edad, que tenías un trabajo estable, una novia que te quería y una familia que te adoraba. Que te acababas de poner la “L” en el coche que tanto deseabas y que chinchabas a tu primica porque tú, siendo dos meses más pequeño, te habías sacado el carné antes que ella. Que después de alguna que otra mala racha, la vida te sonreía y que, por ello, tus ojos brillaban mucho más. Estabas contento porque tu hermano se había casado hace un año y porque dentro de poco ibas a ser tío de un niño que seguro que será tan guapo como tú.
Pero todo ha acabado de la forma más amarga posible; todos tus sueños se vieron rotos el pasado día 11. No hablaré del tema… ya de nada sirve porque tu no estás aquí.
Te vas y me dejas con el recuerdo de mi comunión, en la que por fin nos conocimos… ¿te acuerdas de nuestra fotografía? Está en mi habitación enmarcada y bañada con besos que nunca te podré dar y con las lágrimas más amargas que salen de mi corazón.
Recuerdos de un día en el touring… un día especial porque vivíamos nuestro primer eclipse y lo hacíamos juntos. Ese día que amaneció nublado pero aun así, decidimos meternos en la piscina con el riesgo de coger el peor de los catarros. Y esa conversación en los columpios bajo la lluvia… en ese momento encontré a la persona que había buscado siempre, un chico que me hiciera sentir especial, y yo tenía la suerte de ser su prima.
Recuerdos de momentos nupciales en los que nuestras miradas se cruzaban y nuestros labios se sonreían; que miradas tan cómplices, eh Marc, en ese momento nos lo decíamos todo sin pronunciar ni una sola palabra.
Encontronazos en el metro, que nos obligaban a llegar un pelín tarde a nuestras obligaciones, pero no importaba, porque con la sonrisa que nos mostrábamos mútuamente sabíamos que lo demás ya no importaba.
Recuerdos de conversaciones cibernéticas nocturnas, en las que nos explicábamos los planes para el próximo fin de semana, entre ellos una quedada para ir juntos a la discoteca que nunca llegará.
Y un baile pendiente… en la boda de tu hermano no lo pudimos llevar a cabo porque tenías una picadura en la planta del pie.
No te olvides de nuestro baile, Primiko, sea en la vida que sea, estoy segura de que nos lo daremos, pero hasta que llegue ese momento, gritaré a los cuatro vientos que has sido, eres y serás la mejor persona que he conocido, un chaval noble, amigo de sus amigos, divertido, tímido en sus momentos, agradecido, prudente y sobre todo, muy responsable; tu repentina muerte a los 18 años nos ha marcado a todos de por vida, pero no te preocupes, que desde aquí no te olvidaremos.
Sólo te pido que cuides de nosotros, Marc.
Con mucho cariño y adoración, tu “primika”.
Patricia Serra Arráez
Publicado jueves, 27 de septiembre de 2007 20:53 por FZ_madredHelena