El día de la celebración de la «I Jornadas de Movilidad y seguridad Vial de Alcobendas», al finalizar la misma, me estaban esperando dos personas. Una de ellas era el hermano de una chica que había muerto hace 5 años, como consecuencia de la acción de un irresponsable, que, aún, después de 5 años, no se ha producido el juicio y una de las madres que acudieron a la mesa redonda, para arroparme con su presencia.
Es muy difícil, saber, conocer el dolor por el que están pasando ambos y sentirte impotente, porque lo único que puedes aportar es comprensión y cariño.
El joven que había perdido a su hermana, seguía luchando para conseguir un juicio con una pena que no fuera simplemente administrativa y yo espero y confío que lo pueda conseguir.
La madre, Celia, me entrego una carta y una foto, para que la trajera hasta aquí.
Me pareció una de las cartas más bonitas que he recibido de madres, por el esfuerzo que esta madre ha hecho para poderla escribir:
«Carta
El dolor de una familia como tantas muchas en el fin de semana, por culpa de la velocidad y del alcohol.
Culpo a la sociedad en que vivimos, que permite todo. Tener abiertas las discotecas, sin control, hasta la madrugada, para que la juventud no mida lo que bebe, ni controle.
Por culpa de una persona irresponsable, mi hijo ha perdido la vida. No hay justicia.
Estamos abatidos por el dolor, sus padres, hermanas, cuñada, tías, primas, amigas y resto de amistades, todos los que le querían.
La pérdida de un hijo no se puede reemplazar con nada en esta vida.
¡Era tan bueno, servicial, simpático, agradable con todo el mundo, trabajador y amigos de sus amigos!
Y la Ley no es justa. La persona que ha sido responsable, sigue haciendo su vida normal. ¡No es justo! Qué pague por lo que ha hecho. No hay justicia en la sociedad en que vivimos.
Se llamaba Miguel Ángel. En el cielo faltaba un Ángel y Dios te ha elegido a ti.
Besos. Celia, madre de Miguel Ángel.»
Esta carta no sólo muestra el dolor de una madre. Es el ejemplo de tantas pérdidas que se producen cada fin de semana, cuando un grupo de jóvenes, de amigos, salen y alguno de ellos no vuelve.
Esas víctimas que cada fin de semana pasan a engrosar las estadísticas de muertos en las carreteras y que producen el dolor de perder a un hijo y reconocer que, alguno de esos amigos desde la infancia, ha sido el causante de ese accidente.
Se pierde a un hijo y el causante de tu dolor, de tu rabia, precisamente es alguien tan cercano como un amigo de tu hijo. ¿Qué hacer entonces?
Conozco muchas madres que se encuentran en este caso. No me hubiera gustado estar en esta situación, porque no sé cómo habría reaccionado y porque, supongo, me habría producido más dolor.
El dolor por esta pérdida es tan grande, que tu rabia tienes que dirigirla hacia alguien o hacia algo si no quieres volverte loca o morir. Y tener cerca el origen de tu dolor debe ser algo insoportable.
Si en muchos casos, el hecho de que se salven alguno de los ocupantes de ese coche siniestrado puede llevarte a hacerte la pregunta ¿por qué el mío, por qué mi hijo? O envidiar a aquellos que se han salvado ¿Qué pasa cuando el que ha producido tu dolor, además, se salva?
No quiero pensarlo.
Pero sí quiero reflexionar con los padres que tienen hijos y que en cualquier momento pueden encontrarse en esta situación:
- Infórmate con quién viaja tu hijo, cuáles son sus compañías
- Hazle ver a tu hijo, aconséjale, que no suba a un coche con un conductor que haya bebido.
- Si es él quien conduce, responsabilízale de que él será el responsable de la vida de las personas que transporta.
- Enséñale que conducir no es sólo correr.
- Edúcale en una vida sana, libre de drogas.
- Enséñale a beber con moderación y nunca si va a conducir.
- Muéstrale lo bonita que es la vida y lo que le queda por vivir.
- Hazle saber lo que le quieres y lo que sufrirías si le pasara algo
- No le eduques en el miedo y sí en la responsabilidad
Aún así, si tienes la mala suerte de encontrarte en una situación así, busca ayuda, porque no hay nada peor que tener que sentir odio por alguien.
Y perdonad mi atrevimiento. Sólo quiero que no tengáis que vivir una situación así.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro bebió.
Publicado miércoles, 26 de noviembre de 2008 9:31 por FZ_madredHelena