La magia de Los Reyes Magos es gracias a los niños. Y los hijos hacen posible que las cartas no se pierdan.
Esta es la historia de una carta a los Reyes Magos:
Queridos Reyes Magos:
He de confesaros que es la primera vez que os escribo, la verdad es que yo nunca había necesitado de vuestros regalos, necesito poco y, hasta ahora lo he tenido. Además, en mi familia siempre se dijo que los reyes eran para los niños, aunque luego nunca se cumplía pues siempre había reyes para todos.
Hace ya cuatro años que no disfruto de ser vuestro cómplice en la noche de reyes. De vuestra entrada en mi casa y poder disfrutar de ver como dejáis un rastro de cajas en los zapatos expuestos en el salón. Tampoco de la alegría que, a la mañana siguiente, producía el descubrimiento de estos.
Hoy pensaba en esos cientos de hogares que como el mío este año han dejado de escribir la carta a los Reyes Magos. Por experiencia, imaginarme la respuesta no me ha sido difícil y me ha puesto muy triste.
Pero dejémonos de tristeza. Sé que sois mágicos. ¡Cómo si no iba yo a estar escribiéndoos! Y quiero que utilicéis esa magia para saber a cuántos hogares deberíais ir sin que os hayan enviado, este año, una carta.
Y esa es mi petición: Pasad por aquellas casas en las que la tragedia ha hecho perder la alegría de este día y sus moradores, por el motivo que fuere, echan de menos a sus seres más queridos, especialmente cuando estos son sus hijos. Porque gracias a los hijos, los Reyes Magos existen y son especiales. Cuando ellos faltan, la carta se pierde.
Id a esos hogares. Utilizad vuestra magia para saber qué habrían pedido de no haberse producido ese drama y dejad allí un bonito regalo. Vosotros sabréis cual puede ser el mejor en cada caso.
En mi hogar, desde mi rincón en el salón, cada Navidad compruebo como el dolor por la falta de uno de sus miembros hace que, cada seis de enero, yo sea lo más alegre y florido del mismo, porque sólo yo pongo algo de luz y color en ese salón vacío de regalos.
Para mí no pido nada. Tengo de todo: luz, agua, tierra. Mis dueños no se olvidan nunca de mí.
Os deseo mucha suerte en vuestro recorrido y acierto con los regalos. Mil gracias por ser tan generosos.
Firmado, la “Flor de Pascua” de la casa de Helena.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.