Las Coincidencias
Desde la muerte de mi hija, me sorprendo haciendo cosas que jamás habría imaginado, como escribir a personas inimaginables, protestar a pesar de mi dolor o dirigirme en la calle a personas a las que nunca habría parado.
El domingo día 19, el Día en recuerdo de las víctimas de accidentes, después de haber asistido en el Parque del Retiro al acto organizado por Stop Accidentes, al salir de dicho parque, me crucé en un semáforo con el Fiscal General del Estado.
Él iba en una dirección y yo en la contraria. Una vez cruzado el semáforo él esperó en la otra acera y yo volví tras mis pasos y me dirigí a él.
En mi fase de mayor dolor, cuando me parecía imposible que el presunto culpable de la muerte de mi hija estuviera en la calle y no se le hubiera retirado ni siquiera el carnet de conducir, yo escribí una carta al Sr. Conde Pumpido. Le contaba mi tragedia y le pedía que me explicase cómo podía ser posible algo así. La Secretaria de la Fiscalia General contestó amablemente a mi carta, anunciándome que se habían dado instrucciones para que a partir de entonces los fiscales se personasen en los juicios por accidentes de tráfico.
Por eso, me dirigí a él, me presenté y nada más comentarle que mi hija era una victima de los accidentes de tráfico me dijo que estaban haciendo todo lo posible por que estos temas no quedasen impunes y que ya habían creado la figura de “El fiscal especial para asuntos de Seguridad Vial”.
Hoy ya se ha sabido el nombramiento de D. Bartolomé Vargas Cabrera como Fiscal especial para delitos contra la Seguridad Vial, quien tomará posesión de su cargo el próximo 28 de Noviembre
También le dije que por favor, hicieran todo lo posible por acortar esas esperas para que se produzcan los juicios, una media de año y medio dos años.
Fue un día completo en el Parque del Retiro: Pere Navarro, director General de Tráfico, Justo Zambrana, subsecretario del Ministerio de Interior y al final, El Fiscal General del Estado.
¡Qué casualidad!. Claro que, a quien me hubiera gustado encontrar, con quien hubiera querido estar, como en otras tantas ocasiones había estado, era con mi hija. Mi preciosa hija que nadie podrá devolverme ni compensarme por su pérdida.
“Sr. Conde-Pumpido, a nosotros no nos van a comprar con indemnizaciones. La vida de nuestra hija no tenía ni tiene precio. Nosotros queremos justicia y sobre todo, no queremos que esto les pase a más jóvenes. La vida de nuestra hija no nos la van a devolver, pero, si no se ponen castigos ejemplares a estos desmanes, la gente seguirá bebiendo y conduciendo, la gente seguirá matando, con un coche, es la mejor forma de matar a una persona y recibir el menor castigo y …aplazado.”
Un párrafo de mi carta enviada al Fiscal General del Estado el 25 de Noviembre de 2005