Los niños de Monterrubio de la Serena

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Hoy ha sido el día de dar sepultura a los cinco niños de Monterrubio de la Serena: Juan Pedro de 14 años,  José  Manuel de 12, Bernardo de 15,  Javier de 15, e Ismael de 13.

…Tierra sobre el cadáver insepulto
Antes que empiece a corromperse… ¡tierra!
Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos,
Bien pronto en los terrones removidos
Verde y pujante crecerá la yerba…

«Era apacible el día» Rosalía de Castro

Niños porque casi no se les puede llamar adolescentes. Y para sus padres siempre serán sus niños.

Hoy no he dejado de pensar en esas cinco familias a las que ya les ha cambiado la vida. Y no sé cómo darles consuelo, cómo insuflarles algo de esperanza, porque no hay consuelo ni esperanza.

Cada uno de ellos llevará su duelo de diferente manera. Cada uno, en determinado momento, querrá morirse, o buscará un nuevo sentido a su vida, inconscientemente se amarrará a la vida, porque nadie se muere cuando quiere, nadie puede evitar ese dolor tan grande que se apodera de las entrañas, intentando morirse. Sería la solución más fácil, pero la más difícil de llevar a cabo.

Y solo el tiempo pondrá algo de cordura, ayudará a vivir con ello, a sobrevivir, pero sobrevivir no es vivir.

Todavía no saben lo que les ha pasado. Aún están bajo el shock. Todavía no son conscientes de que les han partido la vida. Porque todo comienza a partir de este día. Los años, los acontecimientos pasados y futuros tienen un nuevo inicio de recuento: a partir de este día.

Solo deseo que estos padres que comienzan un camino de dolor, no sean padres de un único hijo, porque, entonces, se convertirán en Madres y Padres sin hijos, como soy yo, y la pena y el dolor se enroscará en su futuro haciendo que éste desaparezca. Ojalá todos tengan más hijos, o posibilidad de tenerlos.

Y yo seguiré firmando, madre de Helena, muerta por culpa de un conductor borracho, y ya llevo 9 años intentando concienciar de que no se puede conducir con drogas, pero cada día me parece una labor inútil, porque siempre hay un impresentable que no le importa la vida propia ni la de los demás.

Y seguirán llamándole accidente de tráfico para que los culpables se sientan menos mal.

Vuestro dolor es también el mío.

…¿Qué andáis buscando en torno de las tumbas,
Torvo el mirar, nublado el pensamiento?
¡No os ocupéis de lo que al polvo vuelve!…
Jamás el que descansa en el sepulcro
Ha de tornar a amaros ni a ofenderos
¡Jamás! ¿Es verdad que todo
Para siempre acabó ya?
No, no puede acabar lo que es eterno,
Ni puede tener fin la inmensidad…

«Era apacible el día». Rosalía de Castro

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.

P.D. Cuando escribí este post no conocía que el escritor y poeta Manuel Juliá, había escrito un artículo especial  dedicado a este blog, a mi persona, pero especialmente con el rcuerdo puesto en estas nuevas madres sin hijos, las madres de los niños de Monterrubio de la Serena. Gracias, Manuel:

http://www.manueljulia.com/articulos/776/madres/sin/hijos

 

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Acerca de Flor Zapata

Desde Abril de 2005, soy Flor Zapata, madre de Helena. Ese es mi pie de firma desde que escribo para concienciar sobre los peligros de una conducción no responsable.
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