Dicen que mayo es un mes duro. Entre el frío y el calor, saliendo del letargo invernal y enfrentándose al alboroto de la primavera. Jugando con el sol y alternando con las nubes.
Pero la dureza no sólo es un tema de climatología, para mí es un mes duro por los aniversarios.
Mi agenda está llena de aniversarios, e igual que he perdido rapidez con «la pata de palo», he perdido agilidad con el paso de las hojas de mi agenda.
Y me he dejado por el camino el día 12, el cumple de Guille, hijo de Meli, veintiún años. Y el día 14, el cumple de Carlos, hijo de Paloma, diecinueve años. (Disculpad si no he hecho bien las cuentas)
Y hoy es el cumple de Aday, 28 años. Felicidades.
Pero también aniversarios de despedidas, como el de Gabriel, hijo de Adela, que el día 11 se cumplieron cuatro años de su asesinato. Sí, asesinato. Porque a los que los perdemos en la carretera no podemos decir asesinato porque la muerte la causan con un arma llamada coche y entonces se convierte en homicidios imprudentes, pero los que su muerte es producida por un arma blanca… Aunque no recuerdo si el caso de Gabriel fue calificado de esta forma, pero para mí y para su madre es un asesinato.
Y otros tantos que se cumplen en mayo y de los que ya no hablo porque se me olvidan o porque no contacte con sus madres, como : Sandra Palo, Dany, Aída e Iris, Patricia, los jóvenes de Brenes, Yasmín…
Y mañana 22, se cumplen tres años del atropello de Manolo, el hijo de Gracia.
Pero aquí no termina el duro mayo. Aún quedan Rodrigo, Helena, Juan Ramón… y tantos que no conozco o se me olvidan.
Entendéis ahora porque mayo es tan duro.
Telarañas cuelgan de la razón
En un paisaje de ceniza absorta;
Ha pasado el huracán del amor,
Ya ningún pájaro queda.
Tampoco ninguna hoja,
Todas van lejos, como gotas de agua
De un mar cuando se seca,
cuando no hay ya lágrimas bastantes,
porque alguien, cruel como un día de sol en primavera,
con su sola presencia ha dividido en dos un cuerpo.
Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,
Aunque siempre nos falte alguno;
Recoger la vida vacía
Y caminar esperando que lentamente se llene,
Si es posible, otra vez, como antes,
De sueños desconocidos y deseos invisibles.
“La Realidad y el Deseo” Luis Cernuda.
Un abrazo para todos y para todas las madres.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.