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He tenido la suerte de estar unos días en La Coruña y poder conocer personalmente a mujeres muy interesantes: Celsa Sánchez, la creadora de la imagen de Madres sin hijos, Curra, poeta, Iria Rodríguez, escultora, Vanessa, la mamá de Diego, ese duende especial, Virtu, el apoyo de Vanessa.
Ha sido una visita llena de momentos muy emotivos y donde la mujer era la protagonista. Mujeres luchadoras e importantes en la sociedad en que vivimos, y que en la mayoría de los casos no son tan reconocidas como los hombres.
Todo comenzó con la alegría de poder conocer a Celsa y Norecha, y asistir a la inauguración de «a praza as nenas«, un acto muy emotivo y poco común en estos tiempos tan poco generosos. Allí también conocí a Iria, la autora de la escultura de esa plaza. Una mujer muy joven pero ello no le resta importancia a su obra escultórica.
Después, continuó con la inauguración de la exposición de Celsa en el hotel Meliá María Pita, «Destemidas». Una fiesta de color, poesía y música. Los cuadros de Celsa Sánchez, sus mujeres. Mujeres llenas de color, mujeres piedras, mujeres flores, con los pies en la tierra, o en la arena, por el río de la vida. La palabra poética de Adela Figueroa Panissa, Curra, y la música de Tumbalobos.
Celsa y Curra, amigas de toda la vida, biólogas, mujeres comprometidas con la educación ambiental, la mujer, la sociedad, unieron su inspiración, su arte y su alegría por la vida, a pesar de la lucha que conlleva vivirla plenamente. Y la exposición presentada también por una mujer: Norecha. Y dedicada a otra mujer: Amalia Rettori, otra luchadora.
Conocer la ciudad fue también una experiencia muy gratificante, así como disfrutar de su gastronomía, de los amigos, del paisaje y los rincones de esta ciudad.
Y no fue menos emotivo conocer el Monte San Pedro y el árbol de Diego: “de la madera de tus recuerdos armamos nuestras esperanzas”, así como conocer a Vanessa y Virtu, otras luchadoras.
En resumen, un viaje muy productivo y enriquecedor. Y sobre todo, por conocer a mujeres luchadoras, sin temores, sin miedos.
Inseguranza e dor
pasos inciertos,
asas batendo,
no chorar do abrir da vida
benvida.
Pranto pola nova xente,
que acaba de nacer ao son
do vento entre todas as follas
da árbore do xurdimento:
Duro lamento.
Forte árbore a crecer
nas dores
que agochan todas as flores.
Miles cores,
Dos arcos – da- vella nas beiras
do regato:
como o Rato
limpo craro e brincallón,
belo son.
Marmurios en que amolece,
en cuanto crece
a túa alma aínda xoven.
“Dor de Nai” Adela Figueroa Panisse (Curra, facedora de versos)
(Este post está dedicado a mis amigos Maite y Arturo, artífices de este viaje)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.