Resiliencia: En psicología, capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc.
«la resiliencia potencia la felicidad»
Desgracia: Hecho que causa gran dolor o infelicidad
Infelicidad: Estado de ánimo de la persona que se siente desgraciada y se encuentra triste por causa de un gran dolor o aflicción.
Resentimiento: Sentimiento de dolor, sufrimiento o tristeza que provoca en una persona un hecho adverso o desgraciado.
Amargura: Disgusto o tristeza, especialmente por no haber podido satisfacer una necesidad o un deseo. Sentimiento prolongado de frustración o resentimiento.
Pena: Sentimiento contenido de disgusto o enfado, avivado por el recuerdo de una ofensa o un daño recibido.
Cada pérdida no es lo mismo, no es la misma. Cada pérdida, para quien la sufre, es la mayor, la más grande, porque es su pérdida.
No es lo mismo perder a unos padres que a un hijo. No es lo mismo perder a un compañero que a un hijo. No es lo mismo perder a un hijo único. No es lo mismo perder a un hijo recién nacido que con más años. No es lo mismo perder a un hijo cuando se es joven que cuando se es mayor. No es lo mismo el primer día que pasado los años. No es lo mismo si la pérdida fue por enfermedad, que como consecuencia de la acción de algo o alguien.
Nada es lo mismo, porque cada persona es distinta, y la vida ya no es igual.
Han pasado once años. Nada es lo mismo.
Sigo teniendo pena, porque ese sentimiento jamás se va, aunque en tu vida haya momentos de alegría, de risas, de esparcimiento.
Me siento desgraciada, en muchos momentos, porque nos ocurrió una desgracia, una tragedia. A nosotros.
No soy feliz porque me falta una parte muy importante de mi vida, de mi cuerpo, de mi pasado y mi futuro.
Pero no tengo amargura o resentimiento, porque con ello no se puede vivir. Aunque maldiga, cien veces al día, al borracho autor de nuestra desgracia.
Y mi forma de Resiliencia ha sido dedicarme a concienciar y a luchar por la disminución de siniestros de tráfico.
Pero no me digas que no llore. No me digas que olvide. No me compares con otros. No me digas que ya pasó suficiente tiempo.
No me digas que la vida sigue porque la vida sigue hasta que mueres, pero no es una vida completa.
Yo no tengo más hijos, ni posibilidad de tenerlos. Ya no necesito vivir por y para alguien. Ya no viviré miles de experiencias que vivirán otros. Nadie hablará de mi cuando haya muerto. Nadie me llamará abuela. Nadie llevará flores a mi tumba. Nadie guardará mis cartas de amor, más allá de la supervivencia de mi compañero.
¿Quién guardará mis recuerdos?
No es lo mismo. Y sin embargo, sonrío. Y sin embargo me arreglo. Y sin embargo lucho, porque tú no pierdas a tus hijos. Y sin embargo sigo queriendo.
No me des consejo. Ya sé que nadie quiere vivir con el dolor de otro, que hay que ser de una pasta especial para acercarte a quien está sufriendo, pero déjame que llore, al menos, unos días al año: en su cumpleaños, en el mío, en su aniversario… y en todos los días que tú eres feliz o tienes motivo para ello.
No es lo mismo, ni igual, ni parecido.
Querida hija: Once años de sufrimiento. ¿Cómo no? Quien diga que esto se supera es que no sabe lo que es esto.
Olvido
Podría ser tan eterno
el dolor como esta absurda esperanza
de que ya no existirá el dolor
esa presunción de que el ardor del frío
el cieno sobre el tiempo
el alma sin paz
encontrarán una estancia definitiva
más allá de su ausencia
quiero saber
qué cosas se duelen a si mismas por desaparecer
en un volcán que aún guarda sus palabras
y cuáles por no poder aparecer
aunque se amen más allá de la muerte
y si el dolor ya no existirá jamás
ahora que creo en tu palabra
nos moriremos de hambre, de vida y de ausencia
cuando tú nos olvides…
Manuel Juliá (Sobre el volcán la flor)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.
Estoy completamente de acuerdo con todo lo que has escrito y comparto tu dolor, porque tu dolor es el mio. Un abrazo muy fuerte Flor.
Querida Flor,
Pensando en vosotros en èste dia. Un cariñoso y un abrazo fuerte. tina
Hola! Flor. Yo tambien soy una madre sin mi hijo Marcos, que el 30 de Abril hace 8 años Por la foto parece el cementerio de la Paz de Madrid, donde está mi hijo.
Resilencia que dificil y que valido para seguir viviendo. Un fuerte abrazo
Sí, así es. Son vecinos de morada. Como dice una amiga, también madre sin hija, en ese bello jardín. Marcos está muy bien acompañado. Por privado, dímne dónde, y le visitaré un día. mamydehelena07@yahoo.es Un abrazo.