Hace un año, cuando yo escribía La DGT con buenas palabras y en El País se publicaba el artículo «Yo soy la otra cara de la moneda», Carlos, un joven de 16 años, perdía la vida con su motocicleta.
Precisamente yo me enteraba de este suceso por ese artículo. Después, conocería a Paloma, la madre de Carlos.
Y, aunque en el artículo se decía que este joven se había empotrado contra un muro por esquivar un coche, oficialmente no se sabe qué pasó. Una muerte más de las muchas que suceden en las carreteras y de las que no se llega a investigar, saber, descifrar, porque aquellos que nos podrían decir qué fue lo que sucedió ya no están para hacerlo.
Querida Paloma, ¿qué decir? Casi somos vecinas, pero no me hubiera gustado conocerte. No querría que tú fueras una de las madres que conozco después de lo de Helena. Pero irremediablemente lo eres y hoy te tengo en mi pensamiento y en mi corazón
A pesar de las horas, no se me ha olvidado. Un fuerte abrazo.
(Carlos)
Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
………….que no morirá jamás,
y que Dios, por que es justo y porque es bueno,
………….a desunir ya nunca volverá.
En el cielo, en la tierra, en lo insondable
………….yo te hallaré y me hallarás.
No, no puede acabar lo que es eterno,
ni puede tener fin la inmensidad.
-Mas… es verdad- ha partido,
………….para nunca más tornar.
Nada hay eterno para el hombre, huésped
de un día en este mundo terrenal,
en donde nace, vive y al fin muere,
cual todo nace, vive y muere acá.
(Rosalía de Castro)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Publicado martes, 13 de octubre de 2009 23:21 por FZ madredHelena