Ayer se publicaba en El País, en la sección carta al director, una carta muy especial y que me llegó muy profundo.
Era la carta de Ángel Peralta, padre de Miguel, un niño que habría cumplido 4 años si un kamikaze no se lo hubiese llevado por delante a él y a sus abuelos.
Me hizo recordar tantas cosas que escribo sobre mi hija y me hizo recordar cuando mi hija se iba los veranos con mis padres a la playa, a La Manga, lugar de veraneo para mi hija durante 18 años.
Recuerdo que siempre la llevábamos nosotros porque nuestro coche era mejor, más cómodo y supongo, porque siempre piensas que tus hijos contigo es con quien más seguros están.
Pero, quién puede pensar en que de repente alguien, que después siempre va decir, «me he confundido, no sé que me ha pasado, etc» se pongan frente a ti, aunque lleves el coche más seguro del mundo o tengas el mayor cuidado del mundo.
Pienso que los abuelos de Miguel, si llegan a sobrevivir, si habrían muerto de pena, es mejor que estén con él, pero ¿El kamikaze, qué pensará, qué sentirá, será consciente de lo que ha producido?
Ángel Peralta es una persona que me recuerda a mí. A pesar de su dolor, escribe y esta carta deben leerla todos aquellos que están en la carretera.
Mi solidaridad, mi respeto y mi cariño para estos padres que perdieron a un héroe, pero que tienen un tesoro, más hijos.
Flor, madre de Helena.