Cuarto aniversario de la pérdida de Helena Castillo Zapata, que murió por el alcohol que ella no tomó, el 17 de Abril de 2005, en un mal llamado accidente de tráfico.
Nos arrebataron su presencia, su alegría, su compañía. Le quitaron su vida que apenas había comenzado a vivirla. Nos privaron de la alegría de esta casa. Nos sumieron en un mundo sin luz, porque se nos fue el motor y la energía que movía nuestro mundo y producía nuestra luz.
Su cuerpo lo cubrieron con un verde manto de césped y a nosotros, con un manto tenebroso y oscuro de dolor y desesperanza.
Nos obligaron, como dice el poeta a aprender a vivir sin nadie.
Mi querida Helena, nuestra querida hija, tus cosas siguen aquí, esperando a que vuelvas, porque no es tan fácil ir nosotros, por mucho que se quiera.
Esta es la única foto de Helena, de las miles que tenemos, en la que aparece triste, sería, sin su bonita sonrisa. Qué sería lo que le importunaba en ese momento:
La palabra olvido nunca existirá en nuestros corazones, en esta casa. Tu casa.
Olvido
Podría ser tan eterno
el dolor como esta absurda esperanza
de que ya no existirá el dolor
esa presunción de que el ardor del frío
el cieno sobre el tiempo
el alma sin paz
encontrarán una estancia definitiva
más allá de su ausencia
quiero saber
qué cosas se duelen a si mismas por desaparecer
en un volcán que aún guarda sus palabras
y cuáles por no poder aparecer
aunque se amen más allá de la muerte
y si el dolor ya no existirá jamás
ahora que creo en tu palabra
nos moriremos de hambre, de vida y de ausencia
cuando tú nos olvides…
Manuel Juliá (Sobre el volcán la flor)
Flor y José María, padres de Helena.