Dicen que rectificar es de sabios. Dicen que la letra con sangre entra. Dicen que no hay justicia si se aplica tarde. Dicen que tenemos lo que nos merecemos.
A todos estos dichos les he encontrado alguna relación con el caso Enaitz.
La justicia debe dar opción para poder rectificar. La letra de esas leyes que en todos los casos debe ser interpretada por un juez, no debe ser motivo de sangre por su no modificación, de hecho, de ahí vienen las diversas sentencias en casos parecidos.
“…el auto dictado en el presente procedimiento en fecha 22 de septiembre del 2004 es un auto de sobreseimiento libre que produce efecto de cosa juzgada e impide la reapertura del proceso»
Ya es bastante condena para unos padres que han perdido a un hijo y que nunca lo podrán recuperar sea cual fuera la resolución judicial, tener que esperar años y años para percibir justicia.
No creo que las personas buenas, decentes, ciudadanos respetables que no quebrantamos, infringimos ninguna norma o ley, nos merezcamos la aparente indefensión que se hace patente no por que la muestren los medios de comunicación, sino por que existe en sí.
Si la justicia se está quejando de su falta de modernidad, de su atasco de trabajo por falta de medios, qué está haciendo ahora no admitiendo nuevas formas de investigar un suceso, aportadas por la Fiscalía.
Si lo padres de Enaitz hubiesen seguido sumidos en el dolor y no hubiesen reaccionado ante la denuncia del culpable de la muerte de su hijo, es muy probable que la justicia les hubiese hecho pagar los desperfectos que reclamaba este individuo. En este caso sí habría habido una segunda parte.
¡Cuantas tumbas están llenas de víctimas de los mal llamados accidentes! ¡Cuántos accidentes sin investigar bien! ¡Cuántos culpables quedan como víctimas porque el que murió nunca pudo explicar cómo fue realmente!
Mi solidaridad para los padres de Enaitz.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Publicado lunes, 12 de mayo de 2008 8:52 por FZ_madredHelena