Como dice una canción de Serrat: “a menudo se nos parecen y con ello nos dan la primera satisfacción…”, pero, aunque siempre les vamos a querer, incluso dando la vida por ellos, a veces, nos enfadarán porque creemos que nos responden a nuestras ilusiones o deseos.
Pero cuando creemos que no se nos parecen, que no han aprendido nada de lo que les hemos enseñado, siempre sucede algo que nos hace ver que la semillita lleva mucho más que nuestro genes y que las enseñanzas de muchos años han dejado un poso.
También es cierto el tópico de que cuando una persona muere para el resto de futuros mortales, la que ya no nos puede oír era muy buena persona.
Pero en muchos casos este tópico se convierte en pura realidad.
Hoy quiero traer aquí la opinión de algunas personas que conocieron a Helena, que nosotros no conocemos y que no tenían ninguna necesidad de regalarnos el oído para paliar nuestra tristeza.
Hace unos días, después de dos años y medio, recibí un mail de una joven que se identificada así, como una joven de 24 años que había asistido al colegio de Helena:
Queridos Padres de Helena,
Me llamo Raquel, soy una chica de 24 años, compañera del colegio Los Sauces, iba un curso por encima de su hija. Llevo visitando su blog, Flor, desde hace varios meses, desde entonces he querido escribirla un email, y ya por fin me he decidido. Supe de la muerte de su hija desde que ocurrió, pero no sabía que era la Helena que yo conocí hasta hace unos pocos meses. La verdad es que no sé si Helena les hablaría de mi, yo llegué nueva al colegio en 3º BUP, cuando Helena estaba en 4º ESO. Nos encontrábamos en el autobús, en el L2, todas las mañanas, un buen día Helena bajando hacia el colegio decidió hablarme, ya que supuso que yo era nueva. Sólo les quería contar y dar las gracias a su hija porque fue la única ese año, que me hacia las mañanas agradables (fue un curso muy duro para mi),la única que un día que realmente lo pase mal, vino y me ayudo, e hizo que se me olvidara todo. El curso siguiente seguíamos en contacto en el bus, y allí en los recreos. Una vez que yo entré en la universidad, perdí totalmente el contacto con ella, sólo recuerdo que la mandé un mensaje al móvil, ya no supimos más la una de la otra. No sé si hago bien en contarles todo esto, sólo quiero que sepan que lo único agradable que recuerdo de mi paso por el colegio ese año fue la relación con Helena. Puesto que sé que ustedes estaban muy orgullosos de su hija, deseo que este pequeño email, al menos les sirva para saber que quien aquí les escribe, le está muy agradecida a su hija por su apoyo por entonces, y que nunca la olvidaré.
Esta carta, junto con otra que recibí hace tiempo y que puse en un post titulado «Cruzar la A-6«, son quizás las dos cartas más bonitas que hemos recibido relacionadas con Helena, porque ¡dicen tanto de ella!, de cómo era ella, vista sin el velo del amor de padres, que no he podido resistirme en traerlas hasta aquí.
¡Es tan bonito saber que las acciones de nuestros hijos son bien recordadas!
Gracias, Raquel. Es mucho más que sentirnos orgullosos de nuestra hija. Con sentimientos como el tuyo, paliamos nuestro dolor.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Publicado domingo, 28 de octubre de 2007 9:08 por FZ_madredHelena