Los Secretos de Nuestros Hijos
Muchos padres alardean de conocer muy bien a sus hijos y enseguida sale la famosa frase “le conozco como si lo hubiera parido”. Creo que no hice nunca semejante aseveración, porque creía que ni siquiera me conocía a mi misma. Prueba de ello ha sido mi reacción ante semejante dolor.
Nuestros hijos, una vez traídos a este mundo, serán parte nuestra en lo que se refiera a los genes heredados y su actuación, su pensamiento, tendrá parte de lo que les hayamos transmitido, pero no viven aislados, son parte de este mundo y dependiendo de su edad, serán también gran parte de lo que son sus amigos.
Yo jamás fui una espía de mi hija. Su habitación, como la de todos los jóvenes, era su santuario, su refugio, su casa. Es la continuación de ellos. Si alguna vez descubrí alguna cosa, fue por casualidad.
Me viene ahora a la memoria, algo que me contaron unos amigos, del hijo de unos vecinos, que para que su madre no volviera a pasar a su habitación, se compró una iguana. La madre no volvió a pasar.
Cuando murió Helena necesitaba saber lo que habían sido sus últimas horas, sus últimos días y me puse como una loca a buscar cualquier papel, escrito, recibo de compra, resguardo de fotos, que me sirviese de hilo conductor.
Era la primera vez que entraba en su intimidad y me daba miedo. Tenía miedo de poder descubrir algo que no me gustara de mi hija. Yo no podía asegurar que lo supiera todo de ella, porque yo, le había dejado vivir. No tenía motivos para desconfiar.
Todo lo que encontré fueron cosas buenas y también tengo que decir, que las cosas más intimas de ella, aun sin estar, siguen intactas, no necesito leerlas, esas no me pertenecen.
Entre las cosas que encontré hay varias hojas de frases que ella coleccionaba. Como hacen la mayoría de jóvenes en cierta edad.
Frases sobre la amistad, el amor, los hombres, la vida y la muerte.
Es especialmente sobrecogedor, que la primera frase de una de esas listas sea esta:
“Más vale pensar en lo que se ha tenido que llorar por lo que se ha perdido”
Y la siguiente:
“No se vive celebrando victorias, sino superando fracasos”
Por supuesto que son frases copiadas de otros amigos o de algún lugar, pero el hecho de seleccionarlas ya supone mucho.
Sólo en una de ellas aparece el autor, ARISTÓTELES:
“La amistad es un alma con dos cuerpos”
Para los que sois padres, os deseo que jamás tengáis que descubrir “Los secretos de los hijos”.