Hoy se me abrían las carnes cuando leía esta noticia:
Joven encontrada en un terraplen a consecuencia de un accidente. Había desaparecido el sábado.
Si cada fin de semana es estremecedor ver el número de jóvenes que pierden la vida en las carreteras, hoy, después de esta noticia, no he podido por menos que considerarme afortunada de haber perdido a mi hija, supongo, rodeada de bomberos, personal sanitario, y algún coche que quiero pensar pararía.
¡Qué terrible! ¡Pobre joven! ¡Pobres padres sin saber dónde estaba su hija!
La noticia dice: “El accidente se produjo en el kilómetro 89 de la N-232 (Tudela-Castejón), en una carretera provisional puesta en servicio el día 21 con motivo de las obras para el desdoblamiento de esta carretera”.
Y los familiares habían denunciado su desaparición el sábado. O sea, en sólo cuatro días este tramo se ha llevado una vida y fue descubierta porque fueron agentes a concluir otro accidente que había pasado la noche anterior.
¿No habría que plantearse cerrar ese tramo antes de que se produzcan más accidentes?
A los familiares de E.C.I., (es horrible tener que poner estas iniciales, parece como si hubiera hecho algo malo, no entiendo por qué no se utiliza el nombre completo), os acompaño en vuestro dolor, porque antes, ya fui yo.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.