Los que me seguís en este blog de “Madres sin hijos”, habréis observado que el pasado diecisiete no escribí, siendo el día que era. Y los que me seguís en Facebook, habréis observado que el pasado día 21 estuve viendo a Diana Navarro en el espectáculo “El Amor…Falla”.
Viendo y escuchando a Diana Navarro encontré la fuerza y el motivo para por fin escribir.
En ese maravilloso espectáculo que fue “El amor…Falla”, donde Diana Navarro estuvo más que esplendida, cantó una canción que a todos nos conmovió, dado los momentos que vivimos.
Se trata de la canción “Oración de las madres que tienen a sus niños en brazos”, canción de María Lejárraga y música de Manuel de Falla, y que su letra dice así:
¡Dulce Jesús, que estás dormido!
¡Por el santo pecho, que te ha amamantado,
Te pido que este hijo mío, no sea soldado!
¡Se lo llevarán, y era carne mía!
Me lo matarán, ¡y era mi alegría!
Cuando esté muriendo, dirá: ¡Madre mía!,
Y no sabré, ni la hora ni el día…
¡Dulce Jesús que estás dormido!
¡Por el Santo pecho que te ha amamantado,
Te pido que este hijo mío, no sea soldado!
(No tengo seguridad que este poema esté escrito con la puntuación original de María Lejárraga)
Si durante todo el espectáculo, Diana Navarro interpretó magníficamente a Falla y mostró sus dotes de actriz, durante esta interpretación nos conmovió a todos. Porque con su dicción, y este espectáculo con objetivo de llevar la música a todo el público, pudimos entender perfectamente la letra de esta canción, y a todos nos vino el mismo pensamiento: Las madres de los soldados de esta última guerra.
La letra de esta canción, escrita por María Lejárraga, aunque en algunos lugares de Internet la he encontrado como escrita por su marido Gregorio Martínez Sierra (no todo lo que está en internet es correcto), pues como decía, cuando se escribió esta canción y Falla le puso música, allá por 1914, estaban muy cercanas otras guerras, en especial la primera guerra mundial.
Diana Navarro nos emocionó en toda su actuación, pareciera que Falla había escrito todas las canciones pensando en ella, y, a su vez, ella se acercaba al lirismo de la música de Falla, poniéndole, de vez en cuando, su original color y acento. Pero en especial a mi me conmovió esta canción que da título a esta entrada y una «nana» que había interpretado antes, ayudada del rebujo que hizo con su mantón, asemejándolo a un bebé en sus brazos.
Y fue gracias a estas dos canciones, que he podido volver a escribir en este blog. Y es que este blog y Diana Navarro, siempre estarán unidos.
Porque en estos días en los que se producía el aniversario de la muerte de mi hija, mejor dicho, se cumplían diecisiete años desde que un conductor borracho la mató, pues este año, me decía que era imposible que hablara de esta madre sin hijos, cuando en Ucrania y en Rusia se estaban produciendo la muerte de tantos soldados.
Soldados que tienen madre y que se convierten en “Madres sin hijos”, como el título de este blog. Madres que, muchas de ellas, ni siquiera tienen, de momento, el consuelo de tener el cuerpo de sus hijos. Madres a las que les niegan que sus hijos hayan muerto, o no le dan la noticia. Simplemente no tienen noticias de ellos.
Y no son buenas las ucranianas y malas las rusas, porque ambas son madres, simplemente les ha tocado vivir en uno de los dos lados, y perder a sus hijos.
“¡Se lo llevarán, y era carne mía!
Me lo matarán, ¡y era mi alegría!…”
No puedo hablar de Diana Navarro como un experto en música o interpretación porque no lo soy. Tampoco soy objetiva, lo confieso, porque me puede más el cariño que la tengo, pero toda su actuación fue muy especial, para mí, para mi estado de ánimo que tan solo hacía cuatro días estaba por los suelos. Para poder expresar los sentimientos de las madres que perdemos a los hijos, por las acciones de otros, por las omisiones de tantos, por la culpa de todos (Dedicatoria del blog).
Seguro que podréis encontrar críticas más profesionales sobre «El Amor…Falla», en estos enlaces:
https://www.rtve.es/television/20220407/manuel-falla-orquesta-proyecto-diana-navarro/2328720.shtml
Yo solo os puedo decir que Diana Navarro es:
El encanto en persona. La luz en la voz. El calor en su abrazo. Es, mi Diana.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.
Bibliografía:
Fundación Juan March, Poesía en Música
La Rioja.com, Marcelino Izquierdo, “La simbiosis entre María Lejárraga y Falla”