Ayer, poco después de escribir en el Facebook: Preparada para la noche de San Juan. Me he puesto mi diadema de hada. Y la luna llena…, me dispuse a salir a celebrar la noche de San Juan, algo que no hacía antes de perder a mi hija.
Primero nos acercamos a un rastrillo benéfico que hay cerca de casa. Al pasar junto a uno de los puesto, uno que tiene piedras y conchas pintadas con miniaturas excelentes, la autora de las mismas nos dijo algo así con un marcado acento extranjero, mezclado con expresiones argentina: no se apuren que voy a mostrarle cómo pinto.
Era una mujer guapa, con una belleza dulce, unos ojos claros y cabello rubio, y curiosamente, llevaba también una diadema de flores parecida a la mía.
Tomó una pequeña cartulina y los pinceles y me preguntó ¿flores o mariposas? Mariposas, por favor, le dije. Entonces, comenzó a pintar en la cartulina contando lo que estaba representando: Era una flor que deseaba tanto volar para llegar hasta el cielo, que sus pétalos comenzaron a transformarse en alas, y así se convirtió en una mariposa que comenzó a volar…
Los que me conocéis, los que sabéis de mi historia, los que habéis leído «los cuentos del hada Helena», os podéis imaginar cual fue mi reacción.
Esta artista, esta dulce mujer, con imagen de hada, se trata de Irina Shutova, una pintora de origen ruso, que llegó hasta Argentina y se casó con un boludo, según sus propias palabras para dirigirse a su marido que también estaba presente, y que, además de su faceta de pintora y maestra de arte de niños, mujeres y discapacitados, dice que hay piedras que la encuentran y le hablan y ella les da vida con bonitas y diminutas imágenes.
Y me regaló una de esas piedras, que ella llama especiales y cargadas de magia con un mensaje muy personal.
Me pareció que la noche de San Juan no podía empezar mejor, aunque el comienzo fuera con lágrimas.
Fue un momento muy emotivo y de gran generosidad por parte de Irina Shutova.
Gracias, Irina. Yo no pedí ningún deseo en la noche de San Juan, porque ya era mucho lo que había recibido.
(Siento que las fotos no sean mejores para mostrar la gran calidad artística)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.
www.quieroconducirquierovivir.com
Que bonito Flor, me ha puesto el vello de punta por la emoción del momento… qué cosas más bonitas y curiosas te pasan… ¿serán polvos mágicos? Un besooo
Jolín Flor…y se llamaba Irina……
¡¡¡Síiiiiiiiiiii!!! Es verdad, no había caído. Se llama Irina, como tu hija. ¿Te has fijado en cómo pinta? este verano la he vuelto a ver, pero no he querido molestarla. Besitos, Isabel.
Luz y Amor