Querido papá: Un año sin ti.
No tuviste el privilegio de ser una fecha a partir de la que empezar a contar porque antes ya se habían marchado Helena y mamá, pero tu recuerdo está y estará presente por tu legado. Ese que construiste con tus propias manos y que ahora es tan difícil de mantener.
No hay nadie que pueda hacer todo lo que tú hacías, y la enfermedad que te apartó de tu mundo y el tiempo que ha pasado, están haciendo mella en todas las cosas que dejaste.
Ahora hay que recurrir a la ayuda exterior, pero esos ya no entiende tus inventos, no tienen tu visión, y cómo explicarles que tú eras un hombre del Renacimiento. Cómo hacerles sentir que tú solo tenías tus manos y ganas de trabajar.
Querido papá, te echamos de menos.
Donde estés tampoco hablarás mucho, pero no sé si tendrás cosas para hacer. Tu forma de hablar.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, hija de Rafael Zapata, un hombre del Renacimiento.
Mi niño, mi chiquito como me gustaba verte dormir. Ah… como anhelo esos días; aunque hayan pasado trece años todavía añoro esos momentos de perfecta comunión que teníamos.
Todas las noches te acostabas en mi cama y yo te miraba dormir y te acariciaba y te tocaba ese pelo hermoso que tenias y te besaba mucho, mucho, en ese pequeño momento eras solo mío; mi niño, mi pequeño Iván; me dormía mirándote, Hasta que llegaba papá y te llevaba a tu cama y a esperar la noche siguiente, el drama venia cuando tu papá no salía, y no podías ir a dormir a la cama grande.
Dios! como te quería…, no…, como te quiero; de una forma distinta ahora; pero mi niño te amo. Sabes, siempre imagine que eras mi angelito, porque no podías ser tan perfecto para mi. Por eso necesitaba tocarte, saber que estabas ahí conmigo y me desesperaba pensar que algún día te irías como pasó. Dios te llevo a su lado y yo me quede sola sin ese ángel de carne y hueso. Y se me desgarró el alma, era indecible el dolor, no podía respirar, me parecía que no podía vivir más, pero Dios tan generoso como siempre me enseño a amarte de otra manera, me enseñó a amarte con el alma, con el recuerdo, en tus hermanos, esas criaturas bellas que aunque sentían un profundo dolor por tu muerte me sostenían; en tu padre; ese hombre excelente que me puso la vida de compañero que también estuvo siempre ahí para mí, te veía en el amor de tu abuela Inés que a pesar de haber sufrido tanto me acompañó, y…. de a poquito comencé a vivir de nuevo, a poder respirar nuevamente, a sentir que la vida seguía que no se termina con la muerte, que hay nuevas formas de tener y recordar, te aseguro que no pasó un día que no estuviste en algún detalle y fue lindo sentir que aunque no estuvieses presente te hacías notar siempre en algo y yo sabia de esa forma que me decías aquí estoy mami siempre contigo.
Te llore mi niño, te llore mucho, hasta quedarme sin lágrimas, estaba obsesionada, me iba todos los días al cementerio pensando encontrarte allí, me acostaba en tu cama, olía tu ropa, y tus hermanos y tu padre estaban allí sosteniéndome y cuando pensé que de este pozo en el que estaba sumergida no iba a salir llegó el grupo resurrección con el Padre Gabriel y conocí a mis hermanas del dolor, del corazón, Ana y Zully, con ellos aprendí a amar de otra forma aprendí a verte en las pequeñas cosas y dejé de llorar y comencé a recordarte con una sonrisa porque te veía con los ojos del alma; no obstante fui leyendo y escribiendo, y recopilando poemas , notas, mensajes, letras de canciones; todo.. todo lo que me hablaba de ti y expresaba de alguna forma mis sentimientos. No se si alguien leerá algún día esto, pero no importa porque lo hice para mi, aunque secretamente tengo la esperanza de que mis palabras ayuden a alguien.
ESTO FUE UNA DE LAS TANTAS COSAS QUE ESCRIBI, DURANTE EL TIEMPO QUE DURÓ MI DUELO. HOY DESPUÉS DE 14 AÑOS EL DOLOR SIGUE; EL HUECO EN EL CORAZÓN ESTÁ, LA MORDIDA DEL ALMA TAMBIÉN PERO DE OTRA FORMA; MAS SUAVE, MAS LLEVADERO. ESPERO SINCERAMENTE QUE AYUDE A QUIEN LO LEA, QUE SEPA QUE EL TIEMPO NO ES EL QUE CURA SINO LA ESPERANZA DEL REENCUENTRO ALGÚN DÍA.