Las hijas que nos quita la violencia
Ayer leía cómo llegaban a España una madre y un padre, de hijas diferentes, a recoger lo que queda de sus hijas, asesinadas por la violencia de aquellos que decían que las querían.
En ambos casos habían venido a este país, a estudiar, a formarse, a crecer como personas y profesionalmente.
No he podido evitar compararlas con mi hija y su viaje de «Erasmus». No he podido dejar de recordar mi viaje a Holanda para recoger su habitación y regresar con sus cosas.
Y yo me pregunto ¿Qué pasa con esos hombres que cumplen lo de «la maté porque era mía»? ¿Es que no han tenido madres que les hayan enseñado lo que es amor, respeto e igualdad?
¡Madres, que somos la mano que mece la cuna!
Mi solidaridad para Mónica, la madre de Mónica y Teodoro, el padre de Laura , venidos de Perú y Bolivia respectivamente, para encontrarse e investigar las últimas horas con vida de sus hijas.
Aunque la violencia fue distinta, nuestros casos están unidos por que perdimos a nuestras hijas por las acciones cometidas por otros.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.