Viñeta titulada «Macanudo» del artista Liniers, en El País Semanal de hoy día 19 de abril de 2015
El duelo es distinto según las creencias. Aquellos que practicas cualquier tipo de religión o creencia, transfomarán su duelo a imagen o semejanza de las creencias que tienen y practican, y casi siempre, las mismas serán un consuelo, un bálsamo.
Pero para los que su creencias o ideología está ligada al puro raciocinio la esperanza se esfuma con la muerte. El final es ese, la muerte.
Yo, que navego entre muchos mundos, que respeto todas las creencias, aunque no las comparta, que no doy nada por definitivo, aunque me incline por cierta desesperanza, en el fondo quiero creer. No sé en qué, cómo o cuándo, pero utilizo mis resortes para sobrevivir.
Ayer se cumplieron diez años del momento en que cubrimos el cuerpo de Helena con un verde manto:
«…Tierra sobre el cadáver insepulto
antes que empiece a corromperse…, ¡tierra!
Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos,
bien pronto en los terrones removidos
verde y pujante crecerá la hierba…»
Rosalía de Castro
Y hoy, cuando abro «El País Semanal», con lo primero que me encuentro es con la viñeta que inicia este post.
Si había algo que nos unía a Helena y a mí, más allá de la relación filial de madre e hija, si hay alguna otra cosa que recuerdo, echo en falta, añoro, de Helena, más allá de su presencia, su amor, su cariño, sus besos, etc., es tenerla como pareja de baile. A ambas nos gustaba bailar, y ella era mi compañera, y ejercía de compañero porque a mi no me era fácil cambiar el paso.
Y si tengo dudas de la existencia de otra vida, de el alma, o el más allá, yo convertí a mi hija en un hada, en una mariposa. Y hoy, me invita a bailar.
Gracias, Liniers por, sin saberlo, hacerme este regalo.
Meli, otra señal.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.