Ayer, hablaba sobre esas personas que sufren lesiones neurológicas en los accidentes de tráfico y de los que apenas se habla ni se sabe nada, porque ellos quedan en tal estado, que no se muestran, aunque día a día hagan pequeños logros, casi siempre, gracias a la dedicación de muchas personas.
Hoy, quiero traer aquí, el testimonio de una madre de esos que yo he llamado, con todo el respeto y el mayor de los cariños, «los invisibles».
Este es el testimonio de Alejandra, una madre que tuvo que cambiar toda su vida (trabajo, vivienda, etc.) para dedicarse a volver a empezar a criar a su hijo:
«Noviembre, 16 de noviembre de 2008
Hoy se festeja el Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tráfico.
En Málaga se realizó dicha conmemoración al igual que en otras partes de España, decidí asistir porque también considero víctimas de accidentes de tráfico a los que sobreviven. Lo sobrevivientes son los grandes olvidados de estos actos; tampoco son noticia en la prensa ni en los telediarios, nadie hace un recuento de aquellos que tras un traumatismo craneo encefálico severo como consecuencia de un bien llamado accidente de tráfico donde no interviene la mano asesina de nadie, ni el alcohol, ni las drogas, tan solo un día de lluvia, hielo en la carretera, un cerrar y abrir de ojos por cansancio o una distracción; regresan a una sociedad que dispone de recursos escasos para su tratamiento y recuperación.
Existen sobrevivientes de todas las edades con un alto predominio de jóvenes que regresan a los pañales, jóvenes que tienen que ser alimentados por sondas, jóvenes que babean, jóvenes que van en sillas de ruedas, jóvenes que no tienen un conocimiento claro de lo que les ha pasado, jóvenes que viven en un coma vigil permanente o simplemente en coma hasta que el cuerpo aguante o hasta que las máquinas sean desconectadas. Es verdad que hay que concienciar para evitar que se produzcan accidentes de tráfico, es verdad que los muertos en carretera son muchos, es verdad que el dolor que produce la pérdida de un ser querido es difícil de superar, pero también es verdad que los que sobreviven deberían tener en este día su lugar. En los hospitales se necesitan especialistas para estos pacientes, se necesitan neurosicólogos, fisiterapeutas, sicólogos, se necesita un centro especializado en tratamiento integral en cada comunidad, en fin…. quizás debiéramos soltar globos verdes en nombre de todos aquellos que están en esta situación para que al mezclarse con los blancos también se tome conciencia de su existencia. Esto va por Yolanda, Juan, Jounes, María, Fernando, etc., por los que vendrán y también por mi hijo.
Alejandra»
Gracias, Alejandra. Tienes toda la razón.
Cuando conocí a Alejandra, totalmente inesperado para ambas, y resultó que ella me leía, no tuve que decirle «tienes mucha suerte, tú tienes a tu hijo». Fue ella la primera que me lo dijo, a pesar de que «esta suerte» le suponga un gran trabajo, atención y dolor.
Es cierto que estas madres no salen en los períodicos, tampoco sus hijos. Pero ahí están y son un número muy importante de los que no pierden la vida en los accidentes, pero sí su vida anterior.
Mi cariño, mi admiración y mi respeto para todos ellos y las personas que están a su lado.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.