Carmen y sus hijitos pasaban el domingo a engrosar «el parte de guerra» que cada lunes los medios de comunicación nos pintan. Últimamente siempre precedido por las palabras de que «este fin de semana han disminuido las víctimas de accidentes, en relación con el mismo mes del año anterior»
Parte de guerra, así lo defines los autores del libro «La Siniestrabilidad Vial Un Problema Desconocido» y creo que nunca se ha definido mejor.
Ayer encontraba en el Diario de Navarra, los datos de esta madre y sus dos hijitos, muertos en Olagüe, convertidos en meros números en un parte de guerra, pero que en este diario ya tenían nombre. Hoy, además, los niños ya tienen nombre y sexo.
Y así, día a día, fin de semana a fin de semana, nos acostumbramos a oír número de muertos, heridos y seguimos impasibles como quien escucha las predicciones del tiempo.
Como mucho llegamos a oír las diferentes opiniones que en los periódicos locales del lugar donde sucedió la batalla se dan después del hecho: una carretera siniestra «la ratonera»; probablemente un descuido; se desconocen las causas…
Y cada fin de semana, los dioses de la carretera se cobran su dosis de víctimas inmoladas en su honor.
Carmen y sus niñitos quedaron incluso en el propio altar de hierros retorcidos y hoy, cada uno a lo nuestro, porque la vida sigue y eso les pasa a otros.
Los que ya lo hemos sufrido no pasamos a otra cosa. Ésta nos tendrá ocupados varios días y como en mi caso, tengo lágrimas aún para ellos, porque han sido 3 víctimas más que han aumentado las estadísticas de los que sufrimos, aunque para la DGT haya habido 5 víctimas menos que el año anterior.
Vuestro dolor es también el mío, porque, antes, ya fui yo.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Publicado martes, 10 de junio de 2008 8:11 por FZ_mad