Carta a Darío Silva
Otra máquina de hierro ha roto las ilusiones y proyectos de una persona.
Yo no soy aficionada al fútbol, quizás ni había escuchado su nombre, pero ahora no se me olvida, Darío Silva.
La vida es injusta, cruel, sorprendente, deprimente, abrumadora, pero es la vida. Sé que es duro decir esto pero, tendrás que vivir. Al menos nadie tendrá que llorar por tu pérdida ¡Estas Vivo!
Cuando murió mi hija, me decía una y mil veces, si al menos se hubiera quedado en una silla de ruedas. Después pensaba, y que habría querido ella. Ella utilizaba sus piernas para bailar, no como profesional, sólo para divertirse, ¡Cómo habría aceptado una silla?
Después pienso que lo habría pasado mal al principio, igual que lo estarás pasando tú, pero era tanta su vitalidad, su alegría y sus ganas de vivir que al final estaría alegre de estar viva.
Pues igual debes hacer tú. Tienes que salir adelante, ¡Vivir!. Tienes que hacerlo por las personas que te quieren y te necesitan, tienes que hacerlo para enseñar a otros que los coches son máquinas de matar y hay que tener mucho cuidado con ellos.
Ten fuerza, utiliza tu fuerza de deportista para esto, demuéstrales a todos que sólo has perdido una pierna, que este partido lo vas a ganar y vas a tener la máxima goleada, el mejor premio ¡La Vida!. La vida que te queda por vivir.
Hazlo al menos por mí. ¡Ojalá hubiera tenido la oportunidad de decírselo a mi hija!.
Un beso Darío.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.