Halloween, todos los santos o la fiesta de las flores
Tres denominaciones para un mismo día, una noche y dos actividades muy distintas.
La festividad de los santos, antes día dedicado al recuerdo de los muertos y la visita obligada a los cementerios, está dando paso con mayor relevancia a la noche de Halloween, una moda importa pero que, en especial entre los jóvenes, cada vez tiene más adeptos.
Y es que para los jóvenes cualquier excusa es buena para divertirse y tomar la vida con alegría, aunque sea utilizando la muerte, el terror o justo lo contrario de vida.
Pero para nosotros «el truco o trato» que nos recuerda momentos felices de la vida de nuestra hija, ha pasado a ser un día triste, aunque no más que otro.
España que por su clima debería ser el país de las flores por excelencia, sólo hace alarde de éstas en estos días y al contrario que en otros países con peor climatología que utilizan las flores en su vida cotidiana de forma alegre, aquí pasamos a utilizarlas de forma multitudinaria sólo en estos días, llenándose las calles las esquinas y en especial los cementerios de miles de ramos de flores.
Cuando visitamos a Helena en Holanda, ella nos esperaba en el aeropuerto con un ramo de tulipanes. Siempre me decía: «mamá cómo disfrutarías aquí con las flores y que baratas son» y nosotros mismo pudimos observar como muchas personas llevaban en sus bicicletas, en sus cestas, ramos de flores de forma habitual.
Lo primero que hizo Helena al llegar allí fue comprar unas macetas de violetas africanas y ponerlas en su habitación.
Por eso, de estos tres aspectos de esta fiesta, me quedo con la parte bonita de las flores. Yo definiría estas fechas como eso «la fiesta de las flores», pero no puedo dejar de pensar que es una fiesta de flores no disfrutadas por nadie.
Los que las compramos, no las disfrutamos porque las compramos con dolor y nos recuerdan la pérdida de nuestros seres queridos y para los que las compramos, tampoco las pueden disfrutar. Este es el caso de Helena y sus calas. Su futuro ramos de novia. El ramo que nunca utilizará.
¿Qué andáis buscando en torno de las tumbas,
torvo el mirar, nublado el pensamiento?
¡No os ocupéis de lo que al polvo vuelve!
Jamás el que descansa en el sepulcro
ha de tornar a amaros ni a ofenderos.
¡Jamás! ¿Es verdad que todo
para siempre acabó ya?
No, no puede acabar lo que es eterno,
ni puede tener fin la inmensidad.
Tú te fuiste por siempre; mas mi alma
te espera aún con amorosa afán,
y vendrás o iré yo, bien de mi vida,
allí donde nos hemos de encontrar.
Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
………….que no morirá jamás,
y que Dios, por que es justo y porque es bueno,
………….a desunir ya nunca volverá.
En el cielo, en la tierra, en lo insondable
………….yo te hallaré y me hallarás.
No, no puede acabar lo que es eterno,
ni puede tener fin la inmensidad.
(Rosalía de Castro)
Para todos los que en este noviembre de 2007 son nuevos moradores de su último hogar. Nunca os prodremos olvidar.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.