Hoy, leía y oía una y otra vez las palabras: «hija única»
Sé que las madres que tienen más hijos no encuentran consuelo en los hijos que quedan cuando se va otro, pero tienen que entender que esas palabras, «hija única», es mucho más que una sentencia.
Laura Alonso era, también, hija única.
Hoy, en mi visita a la nueva casa de Helena, lo hacía también a una vecinas que tiene dos filas antes o dos filas después, según se mire. Son dos hermanas: Begoña y Cecilia Tarazaga. Las dos se fueron el mismo día. También en un llamado accidente de coche. El pasado 20 de Agosto se cumplieron 4 años. Comenzaron a ser vecinas con sólo 4 meses de diferencia.
Un día coincidí con su madre en estas visitas, las únicas que podemos hacer a nuestras hijas. Ella había tenido otras hijas, no recuerdo el número pero eran bastantes. Éstas eran las más pequeñas. Tenía alguna ya casada, nietos… Quiero pensar que esto le dará alguna alegría, porque dos hijas a la vez…
No necesito imaginarme el dolor de los padres de Laura. Y, aún así, para los padres de Marta del Castillo, supongo, los considerarán afortunados, porque ellos ya tienen el cuerpo de su hija única.
Malditos, malditos seáis los que quitáis la vida a nuestras hijas. La única vida que tenían y nuestra vida. Si es verdad que existe otra vida, malditos seáis todas vuestras vidas.
Nuestras hijas únicas han sido eso, únicas.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
P.D. Una amiga me dijo que los padres de Laura pidieron que no se distribuyera la foto de ella, porque presagiaban los peor. Por eso la quité del blog.