La portada de El País semanal del pasado día 13 de Julio se abría con la foto de Juan José Cortes, padre de Mari Luz.
El titular en la portada era “la forja de un rebelde. Un hombre roto lucha por hacer justicia”. Pero a mí lo que me llamó la atención fue el subtítulo “Juan José Cortes, padre de Mari Luz a los seis meses de la muerte de su hija”.
Me trajo a la memoria que yo comencé a escribir a los cinco meses de morir mi hija. Mejor dicho, a los cinco meses de que mataran a mi hija.
El primer escrito fue mi escrito más rebelde y doloroso. Una llamada al levantamiento de los jóvenes, a la rebelión. La rebelión contra la muerte que cada fin de semana les dejaba en las carreteras. Fue mi “carta abierta a los jóvenes”.
El artículo sobre el padre de Mari Luz es el relato del inicio de una lucha con la fuerza que produce el dolor.
En esta ocasión, más que nunca, la historia de Mari Luz se ajusta tanto a la dedicatoria de este blog: “ Por las acciones de otros, por las omisiones de tantos, por la culpa de todos”.
Mi caso, relacionado con este hombre, no es comparable salvo en el efecto producido: la pérdida de nuestras hijas.
En mi caso, fui yo la que comencé la lucha. Mi marido no podía. El se mantiene callado. En el caso de Mari Luz es Irene, su madre, la que se mantiene en silencio.
Pero, igualmente, somos dos familias rotas por el dolor, sólo que nosotros les llevamos ventaja en el tiempo.
Juan José ha comenzado una lucha que tendrá mejores y mayores frutos, porque la justicia le tiene que oír. Se lo debe.
Las víctimas de los mal llamados accidentes de coches vamos consiguiendo pequeñas cositas, poco a poco, pero en relación con las sentencias a los culpables de estas muertes, muy poco. Quizás sea porque todos estamos en la carretera y parece que no es lo mismo matar a una persona con un coche que con otro tipo de arma.
Pero sea lo que fuera lo que consigamos en ambos casos con nuestra lucha, nada nos va a resarcir de nuestra pérdida y ambos hemos perdido lo más grande que teníamos, nuestras niñas. Creo que nosotros somos aún más desafortunados, aunque sé que esto no es un consuelo para la familia Cortés, pero Juan José e Irene tienen la suerte de tener 2 hijos más. Nosotros ninguno.
Después de leer esta entrevista entiendo aún mejor imágenes vistas a través de los medios de comunicación y coincidencias o semejanzas cuando se está sufriendo de la misma dolencia.
Tengo que reconocer que al igual que muchos otros ignoro ciertas cosas sobre la tradición y cultura de estas otras familias. “Los gitanos no llevan luto por los niños chicos”. El día de la entrevista con Zapatero me fijé en esa madre vestida de blanco y negro, como yo.Yo no lo llamo luto, lo llamo “ausencia de color”. Como el estado de mi corazón.
También me ha llamado la atención la frase de Juan José Cortés: “Ya llegará el momento de llorar, que es el lamento de los cobardes”. Eso no es del todo cierto. Mi marido tampoco llora y no le considero un cobarde. Al revés, él es más valiente que yo.Él siente que tiene que vivir, sobre todo por los demás.
Yo, la mayoría de las veces, quiero morir para dejar de sufrir. ¿Quién es más valiente?
Señor Cortés, Ud. No llora porque ahora no tiene tiempo. No puede perderlo, lo necesita para su lucha. Yo lloro mientras escribo esto. Porque necesito llorar. Porque si no lo hiciera reventaría. Pero los hombres no lloran. No, al menos los de la generación de mi marido. Tampoco los de la suya. Porque les enseñaron sólo a luchar, sin debilidad.
Pero sé que eso Ud. también lo sabe y se prepara pensando que le llegará un día en el que caerá y serán sus hijos los que le tengan que ayudar. ¡Qué suerte tiene que los tendrá a su lado! Para eso y para miles de cosas más.
Yo sólo tengo a mi marido y por eso él no se permite decaer ni un solo momento.
Pero, ambos, tienen que llorar. Deben llorar. Porque no se puede vivir con este dolor sin soltar lágrimas. Porque esas lágrimas se acumulan en nuestro interior y nos van ahogando poco a poco.
Cuente con mi nombre y mi firma en su lucha. La lucha de todos los que tenemos o hemos tenido hijos.
Nuestras hijas nos van a ayudar en el camino que hemos emprendido. Ojalá fueran ellas las últimas. Pero en el plano de la seguridad vial, yo tengo serias dudas.
Un abrazo de una madre que también lucha por los hijos de otras madres y padres.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro tomó, en un mal llamado accidente.
P.D. El programa «Siluestas» comienza la nueva temporada con una entrevista a Juan José Cortés:
http://www.rtve.es/mediateca/audios/20090907/juan-jose-cortes-siluetas/579845.shtml