La dama de los cuentos

Antes de morir Helena yo estaba enferma. De hecho, cuatro días antes de que la mataran, ella me acompañó al médico, para así no tener que dejarme el coche, era tanto lo que le gustaba conducir.

Llevaba un año sin medicación y el médico consideró que ya estaba curada. Tres veces estuve enferma y sin saber como venía la enfermedad igual se iba.

Una de esas veces, cuando aún estaba muy medicada, tuve la oportunidad de acompañar a mi marido hasta México. Fue un viaje muy bonito que no pude disfrutar con todo su intensidad pero que me ayudó a ir recuperándome.

Durante el viaje en avión, unas 13 horas,  vi dos películas, una de ellas era «La dama de los cuentos». No es una gran película aunque Jessica Tandy está genial, como siempre.

La dama de los cuentos es la historia de una señora mayor, que se va a vivir con su hija, porque ya está mayor para vivir sola y que buscando cómo utilizar su tiempo se dedica a grabar un programa contando cuentos. Los niños están encantados con esta emisión de cuentos y su fama llega hasta la mamá de una niña fan de ese programa, que era una ejecutiva de publicidad con poco tiempo para dedicar a su hija, y decide utilizar a esta abuelita para una campaña de publicidad de su empresa.

Esta aparentemente simple historia, toca el tema del tiempo dedicado por la madres trabajadora a sus hijos, los momentos que se pierden por las dificultades de la conciliación laboral y familiar, término que por entonces no era usado, estoy hablando del año 1992, y la dualidad que plantea el doble papel de madre y trabajadora.

En aquel momento que yo veía esa película, y quizás acuciada por la sensibilidad de la enfermedad, no paré de llorar. Me sentía tan identificada, aunque no fuera una ejecutiva, pero era tanto el deseo de estar con mi hijita y las circunstancias que te llevaban a dedicar más horas al trabajo que las que desearías.

Creo que es un problema que hemos vivido las mujeres de mi generación, a las que nos fomentaron el estudio, nos prepararon para trabajar pero también para llevar una casa, uno hijos, para ser «superwoman».

En ese momento ni siquiera supe cómo se titulaba la película. Hasta ayer no lo supe. Ayer la volví a ver por casualidad.

Si antes de perder a mi hija ya tenía ese sentimiento de pesar por no haber estado más tiempo con ella, por no haber podido quedarme en casa cuidándola, por no haber jugado más con ella agobiada por la falta de tiempo para tener que hacer tantas cosas, una vez que la he perdido el desasosiego ha sido mayor porque entonces te parece que el tiempo que la has disfrutado ha sido aún menor. Ha parecido un suspiro. Y quieras o no por el camino has perdido muchos momentos que nuestras madres disfrutaron teniéndonos en casa.

Seguimos viviendo en una sociedad donde no es fácil compaginar el mundo laboral con el familiar y es envidiable esos países que dan facilidades para que las madres se puedan dedicar a sus bebes al menos cuando más las necesitan. He conocido a muchas madres, de una generación más joven que ni siquiera se han tomado el periodo de maternidad absorbidas por el trabajo, rechazando un derecho que costó mucho conseguir. Pero la mayoría de esas madres no serán conscientes de qué es lo verdaderamente importante hasta que no se hagan mayores o pierdan a sus hijos.

No sé por qué vi ayer esa película, por qué rememoré todo esto, por qué me ponía enferma cuando aparentemente no había motivos, por qué necesitaba tanto estar con Helena, por qué me deprimía tanto no poder hacerlo. Solo sé que  llevaba unos días un poco baja, que ayer llegó hasta mí esta película, y que ayer también, mis amigas virtuales, esas otras madres sin hijos, escribían cosas bonitas para animarme. Sé que alguna de ellas dirán que hicieron lo que les sugería Helena.

Gracias. Hoy estoy mucho mejor.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena. 

Publicado viernes, 27 de mayo de 2011 16:50 por FZ madredHelena.
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Acerca de Flor Zapata

Desde Abril de 2005, soy Flor Zapata, madre de Helena. Ese es mi pie de firma desde que escribo para concienciar sobre los peligros de una conducción no responsable.
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