No existe «mamá coche»
Muchas veces no pienso poner aquí los mismos comentarios que en el otro blog, pero al final es irremediable.
Soy una madre sin hijos como consecuencia de conducir y morir, por eso, aunque no quiera, los dos blog están unidos.
Cada día veo en este apartado de motor, comentarios sobre coches de marcas importantes que algunas de sus medidas de seguridad no han funcionado en algún accidente. Lógico, las máquinas también fallan.
Uno no puede confiar porque lleve el coche más potente y más caro del mercado que no le va a pasar nada. Es muy probable que todas esas medias funciones a la perfección y le saquen de un apuro o que efectivamente le salven la vida en un momento determinado. Pero, que pasa con el vehículo contrario, porque casi siempre hay un contrario, otro afectado.
Es muy probable que ese otro no lleve un coche tan bueno, tan caro, tan seguro y el resultado será… muerte.
Aquí no vale lo del chiste “pues haber elegido susto”.
Entre las manos no sólo llevamos nuestra vida, también tenemos la responsabilidad de la de los demás.
Si todos pensáramos así más de un accidente se evitaría.
¡Cómo podría transmitir mi dolor, mi desesperación, mi vida rota, la de mi marido, la del amor de mi hija, la de las personas que la querían?
Las máquinas no pueden pensar, sentir, conducir por ti. Son máquinas. Si no funciona el airbag, si hace acuaplanning, si no frena en el espacio deseado y producen un accidente, sólo se arrugarán, rugirán, se harán pedacitos, pero la grúa se los lleva y punto.
No hay que darle la noticia a “mamá coche”, no habrá que enterrarle, no habrá que guardar sus recuerdos en una caja, no te encontrarás cada día con su foto, con su sonrisa, no recordarás cómo te llamaba “mamy”, cómo te abrazaba y te besaba, como te buscaba cuando se sentía enferma o asustada, cómo su sonrisa lo invadía todo, cómo la pena ha vuelto tus cabellos de color plata, sin tu quererlo.
No existe “mamá coche”, pero yo, sí existo.