Este 30 de marzo se me acumulan los aniversarios. Al de Diego tengo que unir el de Dani, por partida doble.
Supe de Daniel Soriano por una esquela y su padre me contó cómo fue su pérdida:
Venía a casa a celebrar su 25 cumpleaños por la N-IV. Un operario le mandó parar por obras. Quedó entre dos camiones. esperando a que dieran paso a los que venían en su sentido, apareció un tercer camión de 40 toneladas a 95 Km/h y se empotró con el camión que estaba tras él. Los tres camiones quedaron empotrados entre sí. En medio quedó Dani con su Citröen AX.
Los análisis de sangre posteriores explicaron lo inexplicable, todo pasó en una recta de un Kilómetro, un día despejado, sin ningún motivo aparente. El conductor del camión dio positivo en alcohol y cannabis.
Efectivamente estudiaba en Sevilla Ingeniería Informática. Había aprobado en febrero las últimas asignaturas y sólo le quedaba leer el proyecto. Tenía la cabeza llena de proyectos e ilusiones que quedaron truncadas por la conducta de aquel malnacido.
Antonia, Pedro, hoy estoy con vosotros. Un fuerte abrazo.
Años previos
Lo tuve todo, ahora nada tengo
sólo un montón de años previos
a ese momento en el que algo
me cogerá del pescuezo
y agitará mi sombra hasta que se vaya diluyendo
en un muro ciego que contiene
demasiada tierra. Al final todo se viste de tierra
y la tierra concede su permiso a la vida
para hacerse pasajera
y crear orillas donde sólo había agua
una infatigable desesperación cerca de la inmensidad
en donde se avanza para llegar al principio.
Algo se ocultó para siempre
un rostro, un corazón, unas manos que sabían tocarme
y jugar con mis miedos demasiado deprisa
y se ocultó debajo de la tierra
en esa niebla profunda en donde brillan las raíces
como almas que está esperando aparecer
para volver a encontrar sus viejas habitaciones
algo con lo que recordar
que no pueden rendirse todavía a la evidencia
de que la tierra nunca miente
cuando oculta todo aquello que nunca devuelve
lo tuve todo y ahora nada tengo
me queda un caudal de días oscuros
que esperan devolver su mirada
y cambiarse de luz
sin la memoria
(Manuel Julía. «Sobre el volcán la flor»)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Después de escribir este comentario, me he vuelto a encontrar con Daniel, un año más:






