Cuando comencé a escribir este blog, mi intención era que, la mano que mece la cuna, estuviera al tanto de lo que producen esos mal llamados accidentes de tráfico, esos que estamos intentando se denominen siniestros viales o siniestros de tráfico.
A la vez, trataba de compartir mi experiencia con el dolor, y poder ayudar a otras madres que hubieran perdido algún hijo. Hoy, después de casi nueve años de escritura, me doy cuenta de que este segundo objetivo, es tarea imposible porque con el paso del tiempo, ni siquiera yo sé qué hacer con este dolor.
Veinte años no es nada, pero veinte años dan para acumular mucho. Y cada día aparece una nueva cosa de Helena. O simplemente aparece un nuevo objeto, foto, escrito, dibujo, regalo, tarjeta, en el que no había reparado, o había guardado y ya no lo recordaba. En definitiva, aparece una nueva flecha que se clava.
¿Qué hacer con las cosas de los hijos? Salvo aquellos que en los primeros momentos se desprenden de todo lo relativo al hijo que han perdido, y que normalmente no son los padres, sino otras personas en su afán por evitar dolor a estos se encargan de recoger y apartar las cosas que acumulan recuerdos, y por otra parte, bajo mi punto de vista, una barbaridad, las cosas siguen ahí por años y años.
La pérdida de un hijo derrumba la casa mejor construida. Mina los cimientos más asentados. Desestabiliza la mente mejor amueblada. Te hace perder el rumbo, y aún no sé si algún día llegas a controlar el barco de tu vida.
Yo, ya no sé dar consejo, no encuentro ni siquiera solución para mí, ni abro mi corazón como cuando lo hacía cuando el dolor se supone era más fuerte.
Sigo acumulando cosas de Helena. Sigo llorando cada vez que aparece una nueva. Y cada día me encuentro más perdida.
Porque este dolor es infinito, y se acrecienta según te vas acercando al final del camino.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.
A mí me has ayudado. He buscado tu blog cada día. No necesitamos consejos y por supuesto, no hay soluciones , pero sín sentimos la necesidad de que alguien ccon tanta generosidad como tú, sea capaz de abrir su corazón para verbalizar tanto dolor. Yo no he podido, enmudecí.
Cada día es un día menos, querida Flor, ese es mi consuelo.
Te conocí en aquel encuentro de madres y hoy solo quiero darte las gracias y un abrazo con muchísimo cariño
Hay penas, silencios, recuerdos, ausencias que se unen en uno solo y se llama dolor.
La vida es injusta, todos lo sabemos. Pero también es hermosa.
Yo te leo atentamente y sabes lo que rescato ?
Ese amor que no muere, que está latente y prima sobre el dolor.
Que bendición es amar !!
Un abrazo sincero y profundo.
Así es. Como dice la canción, «estar vivo no es vivir si el motivo no es amar». Gracias. Flor, madre de Helena.
Querida amiga Flor, no sé qué decirte siento lo mismo con todas las cosas de mi NIÑA cada cosa, cada ropa tiene un momento vivido, que ya nunca volvera, muy duro,.
pEl consuelo que me wueda es que el día que yo me vaya alguien se encargará de tirar lo mio y lo de LAURA , ya nada me importará estaré con mi NIÑA.
Gracias Flor por todo lo que haces con todas nosotras y con nuestros HIJ@S.
Te mando un fuerte abrazo con todo mi cariño