Anoche, un problema casero me dejó sin la posibilidad de poner un post en recuerdo de Alex.
Esta mañana, he visto que en el blog de Alex está lo mejor que me habría salido de él. Lo voy a repetir:
«Alex tenía el alma blanca y una bicicleta que le daba alas para volar. Pero el resplandor de los rayos de unos radios solo los ven aquellos que quieren verlos.
El 1 de Junio de 2007 Alex voló, muy alto, muy lejos, muy largo. Su bicicleta dejó de surcar el viento para estrellarse contra un caballo de metal. Golpe seco, duro, fiero. ¿Qué carrocería lo podría soportar? No la de carne y hueso. Y el casco de Alex se quedó sin dueño y la carrocería de Alex pasó a ser de otro dueño. Y la dueña de la carrocería que se llevó a Alex por delante dijo: no pude hacer nada.
Y Alex, de mirada serena, de gusto por los parques temáticos, saltó a otro parque. Y los abrazos quedaron cancelados, y los besos perdidos y las manos, aunque nos buscamos, no se encontraron.
En algunos lugares donde ha habido una muerte de un ciclista se coloca una bici pintada de blanco con un ramo de flores:
Es una forma de luchar contra la violencia de las vías pensadas únicamente para los coches.
Alex tenía el alma blanca, como esta bicicleta y su vida se rompió en uno de esos cruces que señalan estas bicicletas.
(Foto de Alex, tomada del blog Alejandro Martin Gea)
La vías no están pensadas para los más débiles y cuando vamos en un coche no pensamos en un balón que se escapa en una bici que sale de repente, porque vamos muy cómodamente dentro de nuestro habitáculo.
“Y al fin el accidente inesperado,
el golpe oscuro de la desventura,
el ciego encontronazo, la segura clara certeza
de que te han matado.
El tiempo transcurrido, el resbalado de la vida
entramada a la locura, la noche abierta,
el cielo sin mesura, con la certeza
de que te han matado.
Venir del aire, el mar, de los jardines,
De atravesar dichoso los confines,
y siempre en vilo el alma confiado.
Verterse en la tierra, ya vencido el viento
entrando al cotidiano pavimento
con la certeza de que te han matado.”
Rafael Alberti»
Querida Elena, madre de Alex, muchas veces te preguntas a quién les importan nuestros hijos, por qué otros pueden hablar bromear, alardear, mostrar a sus hijos, cuando saben que nosotras no podremos hacer lo mismo porque ellos ya no están para graduarse, casarse, darnos nietos, etc. Nuestros hijos nos importan a nosotras, eso es lo más importante.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena
Publicado martes, 01 de junio de 2010 7:13 por FZ madredHelena