Hace un año, Manolo, un brillante joven con un gran futuro profesional en la Gerencia de Urbanismo de Sevilla, perdía su vida también por «el alcohol que otro tomó», como en el caso de mi hija. En esta ocasión el culpable era, «otra».
Tenía 32 años y acababa de aprobar unas oposiciones que le proporcionarían la seguridad de un puesto de trabajo que ya venía desarrollando en la Gerencia de Urbanismo como responsable de alumbrado en monumentos, fuentes, etc. Casi no llegó a poder disfrutar de lo conseguido. Ni siquiera conducía un coche. Estaba pidiendo un taxi cuando una conductora se lo llevó por delante, según me contó su hermana.
Hoy es un día muy doloroso para mi amiga Gracia y toda su familia.
Hoy es el primer aniversario del resto de un triste aniversario, durante lo que le quede de vida. Hoy quiero mandarle un fuerte abrazo y dedicarle unos versos:
…cuando no hay ya lágrimas bastantes,
porque alguien, cruel como un día de sol en primavera,
con su sola presencia ha dividido en dos un cuerpo.
Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,
Aunque siempre nos falte alguno;
Recoger la vida vacía
Y caminar esperando que lentamente se llene,
Si es posible, otra vez, como antes,
De sueños desconocidos y deseos invisibles.
“La Realidad y el Deseo” Luis Cernuda.
Y para Manolo, palabras de Rosalía de Castro que, Gracia, seguro siente como propias:
Tú te fuiste por siempre; mas mi alma
te espera aún con amorosa afán,
y vendrás o iré yo, bien de mi vida,
allí donde nos hemos de encontrar.
Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
………….que no morirá jamás,
Vuestro dolor es también el mío, porque, antes, ya fui yo. Un fuerte abrazo.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro tomó.