Ando en tantas cosas, intentando que no se vengan abajo, por los recuerdos, en tantas mudanzas, que mi escritura está abandonada, pero no las fechas. Y no podía dejar de pasar este día, 30 de marzo, sin un recuerdo especial para mi duende, mi guardián, Diego. Hoy se cumple tres años de su pérdida, por mi repetida frase:
Por la acción de otros,
Por la omisión de tantos,
Por la culpa de todos.
Las calas de Helena están abriendo, cada día hay más. También son para él, porque surgen en esta fecha, para despedirle y para recordarle.
Querido Diego, hoy no te voy a hacer un cuento, porque no estoy contenta, tampoco un poema, porque confundo pata con pato y hago garabatos, hoy quiero dejarlo en manos de quien sí saben, de alguien que le salía de corrido, y que habla de patas, no de palo, pero que seguro te gustará:
Tanta pata y ningún brazo.
¿Qué bromazo!
Se me dobla el espinazo,
se me enredan al bailar.
¡Qué crueldad!
Por delante y por detrás,
solo patas nada más.
Grandes sumas me ofrecieron
si futbolista prefiero
ser,
pero quiero ser cantor
y tocar el saxofón
con la pata treinta y dos
en medio de la función.
«El ciempiés ye-ye», Gloria Fuertes. De su cuento Querer es poder.
Mi querido Diego, te queremos.