Una madre y 2000 pegatinas
Cuando me entregaron una caja con las 2000 pegatinas, me parecieron muchas pegatinas. ¡Dios mío, a quién voy yo a dar tantas pegatinas?, tendré que repartirlas por la calle.
Ya las he repartido prácticamente todas.
Pero, ¿Qué son 2000 pegatinas entre los miles de coches que hay? Un granito.
Cruzarme con un coche que lleve una será como encontrar una aguja en un pajar. Pero no importa. Lo que importa es que ahora mismo, casi en toda España, hay alguien que tiene una de esas pegatinas.
Sé que habrá más de una persona que me considere una ingenua, que más de uno se reirá de mi ocurrencia, que habrá quien me diga «ya te decía yo que una mujer sóla no consigue nada», que otros apuntarán ¿Qué pensabas, que iba a salir en las noticias?
Nada de ello empañará la alegría que me produjo ver puesta la pegatina en mi coche o que la noticia saliese en el único medio que lo hizo «Autopista.es» (aunque periodistas de muchos medios también las recibieron), así como la referencia que hicieron mis amigos de otros blog o ver como la Autoescuela que está debajo de casa la lleva puesta en su coche de prácticas.
Sé que muchos amigos de Helena la llevan puesta en sus coches como un talismán, luciendo la firma de Helena y gritando por vivir.
Con eso me doy por satisfecha.
(Posteriormente, estas dos mil se convirtieron en muchas más. Las pagué con el dinero de la indemnización. Ese dínero que, dicen, vale la vida de mi hija. Me las puedes pedir. Son gratis)
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.