El fin de año en televisión, siempre, nos depara parejas famosas, a veces imposibles, con vestidos deslumbrantes, o casi sin ellos, con caras radiantes de alegría, y gritándonos felicidad con copas de champán, a no se sabe quién, desde una pantalla.
Después, varios días serán noticias, por lo que dijeron bien, o mal, por los vestidos, o por la falta de tela de los mismos.
Este año, televisión española nos ofreció algo distinto, la pareja eran dos mujeres. Dos madres, una de ellas sin hijos, que quiso mostrar su dolor y reivindicación. Y esto también ha sido polémica para algunos.
Ana Obregón, una madre sin hijos como tantas miles que teníamos solo un hijo, o hija, y los hemos perdido, aprovechó el momento para mandar un beso a su hijo, que se ha marchado este año, por culpa del maldito cáncer.
Y solo hizo lo que otras madres famosas, conocidas, del mundo del espectáculo, los medios de comunicación, o mujeres de famosos deportistas, etc., hacen para visibilizar las enfermedades, muertes, o situaciones especiales de sus hijos.
Desde mi opinión, Ana utilizó su tiempo muy bien. Pidió responsabilidad a todos en la pandemia, recordó a su hijo que ya no está, y pidió más inversión en investigación, en este caso, contra el cáncer.
Hizo lo que otras madres hacemos, pero por suerte o por desgracia, no somos conocidas y no estamos tan expuestas: intentar sobrevivir a su pérdida.
Somos “Madres sin hijos” porque solo teníamos uno, pero seguiremos siendo madres el resto de nuestras vidas. Lo que nos quede por vivir. Y necesitamos nombrar a nuestros hijos tantas veces como deseemos, o podamos. Y tocaremos la fibra sensible o hablaremos de nuestra desgracia si con ello ayudamos a salvar la vida de los hijos de otras madres. Le pese a quien le pese, nos critiquen, nos llamen locas o nos digan que esa no es forma de llevar luto. ¡Qué sabe nadie!
Y, por desgracias, ojalá tuviéramos una madre famosa que luchara por los “Siniestros de Tráfico”, como lo hacen tantas otras por el cáncer o enfermedades raras. Pero, aunque las haya o hubiera, no se prestan a ello, porque para esta sociedad los consideran simples accidentes.
Querida Ana, mi solidaridad y mí abrazo. De otra madre sin hijos.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.