Hacía muchísimo que no veía un episodio de House, no me gusta la gente desagradable, nunca me han gustado. Pero el otro día, logré superar los momentos iniciales de un «zapeado» y, no sé por qué, continué viéndolo.
Se trataba de un episodio en el que una escritora, enferma como siempre de múltiples enfermedades que se van descartando unas tras otras y que solo ocurre en la ficción porque en una consulta de las que conocemos eso no se daría, pues como decía, esta mujer que parece ser quería suicidarse porque creía que la enfermedad que padecía no tenía cura, no facilitaba la labor para aclarar el tipo de enfermedad que tenía.
En un determinado momento, cuando le realizan un escáner, no dice que tiene unos clavos en las piernas e incluso se le quema la pierna al no decirlo. Así conocen que ha tenido un accidente esquiando y le pusieron esos tornillos, según la versión de la escritora.
House es aficionado a leer lo que esta mujer escribe y en especial a uno de sus personajes. Ahora, la escritora está decidida a acabar con el personaje principal de sus libros, a lo que House no se resiste.
Y tirando del hilo del último libro que esta mujer estaba escribiendo y con su habilidad habitual de médico-detective, consigue ir descubriendo cual es el verdadero motivo por el que esa mujer quiere acabar con su vida y la enfermedad que sufre.
Descubre que esta mujer no tuvo un accidente en la nieve, sino de tráfico. Que en ese accidente murió su hijo, y que ella se siente culpable. Ella cuenta como dejó conducir a su hijo, que tenía algo así como un permiso para lo que aquí llamaremos, desde ahora, conducción acompañada, pero ese permiso no le permitía hacerlo con condiciones climatológicas adversas o ella pensaba que no le debería haber dejado conducir porque estaba lloviendo.
Lo de siempre: «sino le hubiera dejado, si hubiera…, si no hubiera…y si yo…» Esos supuestos que pasan por la cabeza de tantos padres.
Desde entonces, ella había convertido a su hijo en el protagonista de sus escritos. Para ella era una forma de mantenerlo vivo. ¿Qué me recuerda esto? ¿A un hada? Y ahora que temía tener una enfermedad incurable quería quitarse la vida.
Pero el médico investigador House consigue descubrir que lo que tenía era una lesión en la tiroides, producida por el daño que le causó el cinturón en el accidente donde murió su hijo, y que éste no murió por el estado del suelo sino por un aneurisma que tenía, anterior al accidente. Mentira que se inventa House para que la mujer deje de sentirse culpable y colabore en curarse.
Como siempre, el equipo médico consigue salvar la vida de esta paciente, ella ya no se suicida y se supone que Hause seguirá disfrutando de las historias del personaje sobre el que ella escribía.
¿Pero sabéis cómo llegó House a la conclusión de que tenía mal el tiroides?, por las siguientes escenas: «Un loco al volante», una carrera de cars con muy mal ejemplo.
En fin, que hasta en la serie House se encuentra violencia vial.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Cuando estoy terminando de escribir este post, conozco la noticia de que Esther Rincón, la madre de Juan, ha sido premiada en los premios de “Ponle Freno” como personaje del año. Enhorabuena, Esther, por tu lucha por los puntos negros. Las madres te lo agradecemos.