He estado en la tierra de Rosalía de Castro:
Era apacible el día
y templado el ambiente
y llovía, llovía,
callada y mansamente;
y mientras silenciosa
lloraba yo y gemía,
mi niño, tierna rosa,
durmiendo se moría….
Y alguien me dijo ¿estás haciendo el Camino de Santiago?, y yo le contesté, no. estoy haciendo el camino de las madres, de las «madres sin hijos». Y como el peregrino que hace el camino en varias etapas, en varios viajes, a lo largo de los años, así haré yo, porque no es posible en una sola vez, ver a todas las madres que han perdido a sus hijos. Se necesita más tiempo.
Me quedaron muchas por ver. A algunas faltó poco. Pero suplieron la ausencia las pocas que pude ver: Nelly, María Teresa, María Jesús, Montse, y la más reciente en su dolor, Belén.
Pude repartir mi pequeña «menina», algo que no tiene más valor que el que están hechas por mí, y recibí bonitos regalos de ellas.
Y los abrazos, otra vez, se volvieron apretados hasta hacer daño, en un intento de fusionar nuestro dolor y nuestro agradecimiento.
Hoy me decía Montse que se llaman «almabrazos». Que definición tan bonita.
Ya me habían hablado de que las gallegas eran muy cariñosas, pero me han parecido más aún.
Gracias, a la tierra de Rosalía de Castro, por ese poema tan precioso que no puede manifestar mejor la pérdida de un hijo, a los paisajes recorridos en pocos días, para poder llegar a estas madres: Vigo, Boiro, Villagarcia de Arosa y Lalín. Y a las miles de calas que vi por esas carreteras.
Y gracias por dejarme traer una estrella, y no tanto por el constipado.
Os quiero, madres sin hijos, de Galicia.
Perdón, también tuve oportunidad de conocer a esos padres sin hijos que son el sustento físico y emocional de mis madres sin hijos. ¡Qué buenos compañeros de camino tenemos!
Flor, Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor con alcohol.
¡ Que camino tan hermoso has hecho¡ y tan duro y doloroso,pero estoy convencida de que todas ellas lo llevaran siempre en su corazón. Eres una estrella de luz y amor que repartes calor en la inmensa soledad-
Gracias, guapa. Es solo una forma de sobrevivir.