Esta mañana, una amiga me hacía reparar en la contraportada de El País. Aún no lo había comprado cuando me ha llamado y me decía: «¿has visto la contraportada de El País de hoy? Viene otra madre coraje»
Me ha traído recuerdos de cuando El País me hizo la entrevista, porque La DGT le había enviado mi «Carta abierta a los jóvenes». Me ha recordado aquella entrevista realizada por Nuria Tesón, una periodista muy joven y con sumo respeto. Me ha recordado la sesión de fotos, quizás lo que más me costó.
Hoy, María Victoria, la madre de Carlos, no escondía para nada su rostro. No tiene por qué. Yo, en cambio, no quería ponerle rostro a una carta que muchas madres habrían escrito.
He leído la entrevista a María Victoria y me ha parecido una madre muy valiente. Una madre que todavía no ha visto las imágenes del asesinato de su hijo. Una madre que aún le queda por pasar uno de los peores trance: testificar en el juicio y enfrentarse al asesino de su hijo.
Conozco muchas madres que han perdido a sus hijos en los mal llamados accidentes de coche, y que dan mil vueltas en su cabeza intentando saber cómo fue; que buscan imágenes del coche después del siniestro; que quisieran saber si murió en el acto, si sufrió, si se dio cuenta de lo que le pasaba, etc. Yo misma lo busqué.
Pero son pocas las que conozco que tengan un video, una película, en tiempo real, de la muerte de un hijo.
Ella dice: «Jamás estaré preparada para verlo, son los últimos momentos de mi hijo con vida», pero es lo que yo me digo: no me puede afectar más que el hecho de haberlo perdido».
Y yo le digo:
Querida María Victoria, sí te puede afectar. Sí te va a afectar. Es muy duro muy difícil tener delante de ti al causante, al culpable de tanto dolor, pero es casi más impactante conocer los detalles sobre su muerte.
El culpable de la muerte de mi hija fue también un militar. En ese momento era militar. Salió del campamento en ese estado embriaguez. Todo lo que bebió lo hizo en la cantina del cuartel. Pero lo que más me afectó fue escuchar a la testigo y a la vez la persona que le acompañaba en el coche, como declaraba a la pregunta de la fiscal: «qué fue lo primero que dijo el acusado nada más suceder los hechos». La testigo le contestó: » Me preguntó si yo tenía carnet de conducir. Le dije que no, que ya lo sabía.«. Cuando yo lo escuché no pude reprimir un grito.
Si esta persona hubiera tenido carné le habría hecho pasar porque era la que conducía.
María Victoria, madre de Carlos Palomino, yo no te aconsejo ver esa cinta. Siempre hay algo peor aún, aunque nos parezca que ya nada puede ser peor que lo que nos ha pasado.
No sé lo que pensará un psicólogo de esto, aunque en la entrevista dice que una psicóloga la está preparando para enfrentarse a las imágenes, sólo puedo decirte lo que pienso yo, una madre. Ahora, una madre sin hijos. Como tú.
Claro que, probablemente, este mensaje no te llegue nunca. Quizás nunca lo leas.
Me imagino que las madres de Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá Lezaún tampoco querrían ver un video de cómo los asesinos ponían la bomba que acababa con la vida de sus hijos.
Guarda tus fuerzas para ese juicio. Las vas a necesitar.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.