La vida de las mujeres, en algunos lugares de México, no vale nada. Menos que nada. Y así han desaparecido miles de mujeres en Juárez. Pero en este caso ha sido en Chihuahua.
Marisel Escobedo perdió a su hija Rubí hace un año y nueve meses a manos de su pareja. Éste se confesó autor del crimen. Un crimen horrendo pero, aún así, la justicia le exculpo y le dejó libre.
Marisel, que llevaba en campaña para conseguir justicia para su hija, ha perdido la vida a manos, probablemente, de unos sicarios y ha quedado grabado por las cámaras de seguridad del Palacio de Gobierno de Chihuahua, donde Marisel estaba colocando pancartas.
¡En frente del Palacio! ¡No hubo guardias, nadie la socorrió!
No hace mucho, las noticias hablaban de una de las pocas mujeres que era policía en una de las ciudades de las que ya no quieren ni ser policía los hombres. Y también de la única jefa de policía de la ciudad de Chihuahua, Hermila García. A los pocos días, también fue ejecutada.
Quizás algún día Juárez, Chihuahua, o cualquier otro lugar donde las mujeres son ejecutadas sin más, dejarán de existir. Porque las entrañas de las mujeres deberían secarse antes de dar a luz a este tipo de hombres.
Hasta entonces, las madres seguirán muriendo por pedir justicia para sus hijas.
Hoy, estas imágenes han arruinado mi cena.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.