Sí, el dolor es muy personal. Puede que muchas personas pasen por el mismo estado de dolor, producido por la misma causa, o por otra diferente, pero cada uno lo sentirá de forma diferente en grado o en reacción.
Y el paso del tiempo afectará de forma diferente.
Este blog que trataba de ser un paliativo para otras madres sin hijos, y un medio de concienciación para evitar más muertes en las carreteras, se volverá un diario muy personal, porque ya no quiero compartir mi dolor. Porque ahora me avergüenza exponer de esta forma mis sentimientos. Porque Internet nos vuelve cada día más vulnerables.
No hay recetas para el dolor. No hay medicina que lo cure. No hay tiempo que lo aplaque. No hay duelo que termine.
El dolor por la pérdida de un ser querido es crónico, aunque aparentemente todo vaya mejor, aunque los demás piensen que ya se pasó. ¡Qué descanso para los demás! Ya no hay que ocultar, falsear, ponerse triste, porque la persona ha superado su duelo y ya ríe, bromea, sale, entra. ¿A quién le gusta estar con una persona triste? El dolor ensucia. El dolor contagia.
Pero el dolor siempre va a estar ahí. Esta depresión es crónica. La locura se curó pero quedaron las secuelas, para el resto de esta vida.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta por la acción de un conductor borracho.