Quedate a mi lado

Es difícil volver a ver las películas que veía con Helena, como es difícil y doloroso hacer aquellas cosas que hacía con ella. Porque al dolor producido por la ausencia se une el dolor que llega con  el recuerdo de momentos y vivencias juntas.

Hoy, volvía a ver “Quédate a mi lado”. Si el tema es triste, real, íntimo y doloroso, el recuerdo de los momentos vividos con mi hija, viendo dicha película, es algo más para entristecerme.

Helena decía mucho la palabra “chachi”. En esta película esta palabra se repite con cierta frecuencia.

La escena de la canción “Ain´t No Mountains High Enough” me traía recuerdos de escenas parecidas en la vida real, cuando Helena cantaba con su micrófono en la mano y yo le enseñaba a bailar. Más tarde sería ella la que intentaba, no con mucho éxito, enseñarme algunos pasos de baile que yo era incapaz de aprender.

Por no hablar de las letras de las canciones en inglés. Recuerdo que con esta película ella me iba traduciendo la letra de “Ain´t No Mountains High Enough”. Ahora, ya no tengo con quién cantar, bailar o quién me traduzca las canciones. Porque con ella se fueron tantas cosas…

¿Por qué no te quedaste a mi lado? ¿Por qué no fui yo la que se fue?…Son los padres los que se van. Nunca, nunca, deberían ser los hijos.

Escucha, cariño

No hay montaña tan alta

Ni valle tan bajo

Ni río tan grande

Si me necesitas, llámame

No importa dónde estés

Ni la distancia

No te preocupes,

Sólo tienes que gritar mi nombre

Y allí estaré en un instante

No tienes de qué preocuparte

[Estribillo]

Porque, cariño,

No hay montaña tan alta

Ni valle tan bajo

Ni río tan grande

Que me impidan llegar a ti

Acuérdate del día

que te dejé marchar

Te dije que siempre podrías contar conmigo

Desde ese día, me hice una promesa

Estaría allí cuando tú me necesitaras

como fuera

[Estribillo]

Ni viento, ni lluvia

Ni el frío del invierno

Nada me puede parar

Porque tú eres mi meta

Si estás en apuros

Llegaré en un instante

Sólo tienes que pedírmelo

Mi amor está vivo

Muy dentro en mi corazón

Aunque estemos separados por muchos kilómetros

Si necesitas una mano amiga

Llegaré en un instante

Tan rápido como pueda

[Estribillo]

(Marvin Gaye)

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

Publicado sábado, 07 de febrero de 2009 20:50 por FZ_madredHelena
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¿´Cuándo murió Eluana?

¿Cuándo murió Eluana?

  (Eluana) (Helena) ¿Parecidos razonables?

Si he aprendido algo durante este tiempo de dolor es, que nadie siente el dolor de igual forma; ninguno sabemos que es lo que haríamos en una determinada situación hasta que no nos llega ese momento; que por mucho que quieras ponerte en el lugar de otro es algo muy difícil de lograr.

Eluana, la joven que lleva 17 años en coma después de un accidente de tráfico, está en el punto de mira de aquellos que defienden la vida y los que defienden la muerte. Y todos están muy cerca de la verdad. Porque no existe vida sin muerte, ni muerte sin vida.

En este momento, no tengo claro que hubiera hecho yo si hubiese sido el caso de Helena. Ambas tenían la misma edad. Ambas se llamaban casi igual: Helena, Eluana.

Sólo me surge una pregunta. Madres que habéis perdido a vuestros amados hijos en un accidente de coche; madres que tenéis a vuestros hijos postrados en una cama desde un accidente de carretera; madres que no habéis vuelto a tener a vuestros hijos, tal como eran, desde un fatídico accidentes… ¿Qué querríais? ¿Qué habríais querido? ¿Qué queréis?

Os imagináis el dolor de, además de perder un hijo, tener que elegir.

Yo pedía, pedí, que Helena, que bailaba y le encantaba bailar, se hubiera quedado con nosotros, aunque fuera en una silla de ruedas. Pero, y ella, qué habría querido.

Eluana ¿Cuándo murió?

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

Publicado jueves, 05 de febrero de 2009 14:50 por FZ_madredHelena
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Madres, de Pedro Guerra

Mis peores momentos del día son al levantarme y al acostarme. Y durante casi 4 años, cada día sigo buscando nuevas formas de superarlos, aunque, a veces, con poco éxito.

Es tremendo, levantarse y ser consciente de que un día más no tendré a mi hija para besarla, abrazarla, regañarla. Que no tendré su compañía, su alegría, sus risas, sus abrazos. Pero cuando termina el día, tampoco está ahí para desearle buenas noches; el beso final del día; la última bronca por  cómo está la habitación; las últimas palabras; «adiós cariño, hasta mañana».

Y pospongo la retirada a la cama, la huída a los sueños incontrolables, cuando se producen si el sueño viene. Me conecto a mi ordenador, miro las últimas visitas a los blogs, reviso los últimos correos y me paseo por la Red, buscando no sé qué.

Anoche, encontré una canción de Pedro Gerra que se titula «Madres». Me llamó la atención su título y después, aún más su letra. Desconozco la historia de esta canción, pero creo que es muy apropiada para traerla hasta aquí, porque en su letra contiene parte de este blog. Ha sido una gran sorpresa encontrarla.

Este post con la letra de esta canción, está hoy, especialmente dedicada a las madres que perdieron a sus hijos un día tal como hoy. Sabéis que estoy con vosotras. Con vuestro dolor, que también es el mío:

Madres

(Pedro Guerra) 

madres que a tientas y en la oscuridad
buscan el rastro de todos sus hijos
van hasta allí donde está la verdad
buscan los rostros desaparecidos
madres de madres
abuelas y madres
madres sin hijos
todas rebuscando a tientas en la oscuridad

madres sin más que un impulso de amor
como un candil que ilumina en lo oscuro
aún en la noche persiguen el sol
para su búsqueda no existen muros
madres de madres
abuelas y madres
madres sin hijos
todas como lamparitas persiguiendo el sol
madres que guardan un algo común
fueron robadas donde más dolía
van construyendo un espacio de luz

paso a pasito como las hormigas
madres de madres
abuelas y madres
madres sin hijos
madres todas construyendo un espacio de luz

madres heridas sin más que perder
cuando se arriesgan no piensan en ellas
en su reclamo no anhelan poder
solo la vida delata sus huellas
madres de madres
abuelas y madres
madres sin hijos
todas madres arriesgando sin más que perder

Gracias a Pedro Guerra, que antes de la existencia de este blog, hizo una canción que parece especialmente pensada y hecha para el mismo.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

Publicado martes, 03 de febrero de 2009 8:11 por FZ_madredHelena
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Dolor, indignación y lucha de una madre

El pasado día 15 se cumplieron 2 años de la pérdida de Régis, un ciclista que murió atropellado por un camión hormigonera.

Los ciclistas, las víctimas olvidadas; los más vulnerables; aquellos que para muchos son molestos, aunque son los que menos espacio ocupan y los que menos contaminan.

Tina, la madre de este ciclista, muestra con el siguiente escrito su dolor y su lucha.

 Dolor, indignación  y lucha de una madre:

El atropello ocurrió a las 16:45 horas del día 15 de Enero de 2007, en la carretera A-8008 Km.0, Glorieta del Parque Alcosa. De este atropello provocado por el camión-hormigonera Scania, conducido por un residente de Cantillana, Francisco B.G., resultó muerto un ciclista, Régis Olivier, que tenía 32 años y era mi hijo.

El conductor de la hormigonera no respetó la distancia de Seguridad de 1,50 cm. Como establece el artículo 85.4 del real Decreto 1.428/2003, cuando se adelanta a un ciclista, fuera y dentro de población.

El no respeto de la  distancia obligatoria fue confirmada en la reconstrucción pericial y de la testigo ocular Amalia B.R.

Se efectuaron análisis de alcoholemia e investigación toxicológica de sustancias psicoativas. Los resultados fueron negativos. Al camionero solo efectuaron la prueba de alcoholemia.

Este hombre después de haber atropellado a mi hijo, se paró en el próximo semáforo a 100 metros del cuerpo, avisado por la testigo que vio el atropello y sus circunstancias. El conductor Francisco B.G. declaró algunos instantes después del atropello: no he visto nada, no he sentido nada ¿? Y firmó su declaración.

Tengo que insistir y subrayar la violencia y horror del atropello-aplastamiento, nuestro dolor de no poder identificar a nuestro hijo.

Francisco B.G ¿por qué esta resistencia a decir la verdad? Este hombre no tiene la menor idea del sufrimiento y de los momentos dolorosos por los que toda la familia está pasando. Ni un instante vi o sentí un gesto humano por su parte…

El individuo está bajo la ley de su propia conciencia. Existen silencios que ofenden más que todos los insultos.

Salir impune de un juzgado es un enorme agravio para la familia que perdió a su ser querido. Francisco B.G. el 15 de Enero de  2007, a las 16,45 horas, me inflingió lo peor que se le puede infligir a una madre: matar a su hijo y después negarlo todo.

Yo, Francisco B.G no le deseo más. Le deseo lo  mismo. El mismo drama que entró en nuestras vidas y  hoy, no es nada para mí. Francisco B.G. , el quinto y el octavo Mandamiento ¿Los conoce Usted?

Quédese con su hormigonera y su conciencia. Dios es mi ayuda y mi fuerza. ¿Y la suya?

Tina Castro Bermejo, madre de Régis.

…No, no puede acabar lo que es eterno,
ni puede tener fin la inmensidad.

Tú te fuiste por siempre; mas mi alma
te espera aún con amorosa afán,
y vendrás o iré yo, bien de mi vida,
allí donde nos hemos de encontrar.

Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
………….que no morirá jamás …

 

(Rosalía de Castro)


 

Régis Olivier

Publicado domingo, 01 de febrero de 2009 18:36 por FZ_madredHelena
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Las mujeres de «Madres sin hijos»

«Madres sin hijos» estrena imagen en su cabecera. Desde hoy, Madres sin hijos tiene la mejor imagen de representación. Una imagen cedida por su creadora la artista gallega Celsa Sánchez.

Como bien me explico en su carta de presentación, afortunadamente  no ha tenido que sentir la pérdida de un hijo y le ha  sido difícil que sus mujeres expresaran este sentimiento. Pero estoy segura que se ha puesto en el lugar del otro, para expresar el sentimiento de una madre sin hijos, y eso le ha hecho crear esta obra tan preciosa y con tanta fuerza.

Creo que no lo podría haber representado mejor.

Celsa, me explica: «Creo que si a mí, o a mis mujeres, que somos una, nos tocara pasar por esa experiencia, la más dolorosa que puede darnos la vida, tendríamos que, siendo las mismas, estar ya para siempre de otra forma en la vida.

Se me ocurre recurrir al acompañamiento desde dentro de las entrañas, como si de nuevo estuviera embarazada de esa hija o hijo que me falta…y así en momentos me envolvería (espiral) su ternura y en otros me daría mucha fuerza (rayo) Y así dentro de mi vientre, sintiéndola muy dentro, me daría la voz… la palabra… y el pensamiento…para expresar juntas la vida…

…Así aunque tenga más hijos, aunque tenga pareja… amigas… Así su espiral o su rayo siempre estarán dentro… donde ya estuvo…íntimamente para mi sola…(No puedo representar gráficamente esa espiral y ese rayo, por eso lo he trascrito con palabras)

Gracias, Celsa. Mil gracias. Tus mujeres darán calidez y fuerza a todas las madres que se acerquen hasta este blog. Madres que han perdido a sus hijos…

Por la acción de otros,
Por la omisión de tantos,
Por la culpa de todos. 

 

Nunca podré agradecerte suficientemente el regalo que me has hecho.

Mi agradecimiento, también a Esmeralda García, la joven que me ha ayudado a poner la imagen de «Madres sin hijos».

Madres, envolveos en la caricia del recuerdo de vuestros hijos y sacar la fuerza que ellos os dan para seguir adelante. Para luchar por hacerles justicia. Para que otras madres no los pierdan. Para sobrevivir…A pesar del dolor. Aún con el dolor. Por ellos y para ellos.

«Sólo desde la sinceridad los seres humanos nos entendemos y nos queremos». Frase de Celsa en su carta.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro tomó.

 (Las mujeres de Celsa Sánchez)

Publicado miércoles, 28 de enero de 2009 11:52 por FZ_madredHelena
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Marta del Castillo, desaparecida

He recibido varias peticiones para que me una a esta busqueda.

Marta del Castillo está desaparecida y sus padres piden ayuda para encontrarla. No es la primera vez que he utilizado Madres sin hijos para desaparecidos: Mariluz,  Yeremy , Y en otros casos, aparecidos.

No quisiera, por nada del mundo, que los padres de Marta fueran unos nuevos padres que han perdido a uno de sus hijos, pero cada vez que he recurrido a este blog para hablar de un desaparecido, he sentido un escalofrio.

Mis mejores deseos para que se encuentre a Marta. Por ser madre. Por afinidad con el apellido. «Castillo», aunque Helena no tuviera el «del». ¡Por Díos, aparece!

 (Marta del Castillo)

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

Publicado miércoles, 28 de enero de 2009 11:04 por FZ_madredHelena
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Los entierros

 

El otro día estuve en un entierro, algo que antes no hacía. De hecho, siempre estuve muy protegida en este sentido. Mi entorno me cuidaba, procurara que no asistiera a ellos. Porque sabían que era algo que me producía, temor, angustia, dolor y vergüenza. Sí, vergüenza porque parecía que el muerto era más mío que de nadie.

 

El otro día asistí al entierro del padre de una persona muy querida por mí. Una persona que llegó a casa en un mal momento de mi vida y que quería mucho a Helena, aunque Helena se enfadaba con ella porque la llamaba “Helenita”. ¡Cómo no si la conoció con 8 añitos!

 

Su padre había agotado el ciclo de la vida, pero ¿Quién se conforma con esa idea?

 

 Lo enterraron muy cerca de Helena, unos metros más allá. Y, a pesar de que siempre digo que es uno de los cementerios más bonito de España, porque, como en la canción de Serrat  está más alto que el horizonte, tiene buena vista y rodeado de naturaleza, ¿A quién le gusta un cementerio?

 

A nadie le enseñan a pensar en la muerte, a visitar a los muertos, a comportarse, verse y acompañar a los que pierden a sus seres queridos. Somos completamente analfabetos en los temas de la muerte y el acompañamiento. De esa asignatura no se les habla a los niños. Y a los mayores, tampoco. Sólo lo que la costumbre y el paso del tiempo nos ha ido dejando: Hay que ir al entierro.

 

Incluso, las viejas costumbres de preparar comida para los familiares (muy habitual en los pueblos),  acompañar en el velatorio, dar el pésame, cada vez se va perdiendo más, especialmente en las ciudades.

 

Costumbres, hábitos, formas de actuar que en algunos casos consuela, ayuda, une y facilita pasar el trago amargo de la pérdida, pero que en otros puede molestar o producir más dolor. Porque cada uno es un mundo a la hora de sentir una pérdida.

 

Ayer, leía en el número 1109 de XL Semanal, en la magnífica sección de Eduardo Punset “Excusas para no pensar”, a la pregunta ¿Qué debemos enseñar al niño? El deseo o la intención que tiene de escribir un libro “para que los niños aprendan cosas totalmente distintas de las que les enseñan ahora”

 

Incluso avanzaba los títulos que daría a los capítulos: La felicidad es la ausencia del miedo. La belleza es la ausencia del dolor. No está claro lo que se muere cuando uno se muere. Hay vida antes de la muerte, etc.

 

Pues, ojalá escriba este libro para los niños y para los mayores

 

Pero volviendo a los entierros, en el momento del entierro de este padre que había agotado su ciclo, era cuando más llovía. Yo antes tenía una teoría. Cuando se muere alguien querido (quién no tiene a alguien querido) el cielo llora a través de la lluvia.

 

Pienso en este momento, cómo será mañana el entierro de esos niños de Sant Boi de Llobregat que han muerto por el viento, o por las cosas que están mal o se hacen mal. O, tal vez,

Por la acción de otros,
Por la omisión de tantos,
Por la culpa de todos.  

 

En el caso de Helena, ese día no llovía. Hacia un sol de primavera. Un sol traicionero. Un sol burlón y enemigo que  se mofaba de nosotros y nos echaba en cara que venía para llevarse a otro sol. Fue un sol que nos hirió a todos. De por vida.

 

…Tierra sobre el cadáver insepulto
antes que empiece a corromperse…, ¡tierra!
Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos,
bien pronto en los terrones removidos
verde y pujante crecerá la hierba.

¿Qué andáis buscando en torno de las tumbas,
torvo el mirar, nublado el pensamiento?
¡No os ocupéis de lo que al polvo vuelve!
Jamás el que descansa en el sepulcro
ha de tornar a amaros ni a ofenderos.

¡Jamás! ¿Es verdad que todo
para siempre acabó ya?
No, no puede acabar lo que es eterno,
ni puede tener fin la inmensidad…

 

(Rosalía de Castro.  Era apacible el día)

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

 

Publicado domingo, 25 de enero de 2009 10:18 por FZ_madredHelena
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Revolver conciencias

Como decía en mi carta publicada en El País Semanal, «Blogs que salvan vidas», estos blogs me han ayudado a no morir y, además, a revolver conciencias, intentando que esta lacra de los accidentes de tráfico disminuyan.

Siempre me ha gustado la sección «cartas al director» de cualquier diario, porque es la mejor forma de conocer el interés de una sociedad por lo que los demás dicen; la forma de dar a conocer las injusticias que se comenten; la posibilidad de que los pobres mortales, aquellos que no tenemos grandes cualidades para destacar como escritores o comunicadores, podamos contestar, criticar, oponernos a los que por su estatus, posición privilegiada, opinión y cualidades, tienen la facilidad y la posibilidad de crear opinión y conciencia.

Desde que comencé a escribir, siempre recuerdo la frase de un anónimo ciudadano que en una de esas cartas al director utilizó esta frase: ¡Que hablen los buenos!

Cuando escribí la carta «Blogs que salvan vidas», pedí, que si no era considerada adecuada para su publicación, al menos, se la enviaran a Javier Marías. Mi carta fue publicada el 4 de Enero. Pero el 28 de Diciembre, el admirado y polémico Javier Marías publicaba otro de sus polémicos artículos, titulado «Lo que no vengo a decir».

Siguiendo la lectura de las cartas de la sección de correo de El País Semanal, siempre se puede observar que muchas de ellas se refieren a los artículos de éste escritor. El 18 de Enero vuelve a haber cartas replicando a Javier Marías, algunas, expresando el miedo que les producía hacerlo, por si podían con ello producir esa eliminación de esa sección o la de los articulistas, tal como anunciaba el escritor en su artículo.

Estimado Marías: Aunque me tache de coger sólo el eslogan (Marías desprecia a sus lectores y los llama simples»), no somos tan simples como para tomar sólo lo que queremos leer, lo que pensamos, lo que deseamos, lo que no dice en sus artículos. En mi caso, y a pesar de que me lo pueda echar en cara, era una buena oportunidad para seguir extendiendo mi semilla: la concienciación.

Usted tiene el don, la posibilidad, la facilidad, el privilegio, de poder escribir, manifestar, exponer y que los demás lean, piensen, critiquen… en una palabra, revolver conciencias. Y le guste o no, ese es el mayor y el mejor poder de la palabra, siempre que se haga para bien.

No se plantee o dude de escribir esas magníficas columnas. No haga campaña para que nos eliminen de una sección de opinión. No crea que con nuestras modestas cartas no pensamos, hacemos borrador, corregimos y sufrimos antes de enviarlas. Porque nosotros no somos escritores, no tenemos su facilidad, pero, entendemos mucho más de lo que parece. Y luchamos, sin medios, para crear opinión, con vergüenza, por si ponemos faltas de ortografías o cometemos incorrecciones, porque no somos profesionales. 

Por favor, sigua revolviendo conciencias:

LO QUE NO VENGO A DECIR

Yo no sé durante cuánto más tiempo tendrá sentido que escribamos artículos los que los hacemos, pero me temo que es un género al que le queda poca vida. Tal vez desaparezca sólo a la vez que los periódicos, al menos los de papel impreso, pero también es posible que le llegue antes su hora, dado el número creciente de lectores que no sabe entenderlos o -lo que es aún más deprimente- no está dispuesto a entenderlos, no le da la gana de hacerlo. Entre los que no saben se cuentan cada vez más jóvenes, como ponen de manifiesto los informes PISA y demás encuestas sobre la enseñanza, según las cuales va siempre en aumento la proporción de estudiantes incapaces de comprender un texto breve, no digamos de resumirlo. Y es de suponer que, cuando dejen atrás sus estudios y ni siquiera tengan que ejercitarse ni examinarse, los comprendan aún menos, por lo que la población adulta futura será analfabeta en la práctica: sabrá leer palabras sueltas, pero no las entenderá combinadas, y sobre todo no entenderá los conceptos, los razonamientos ni las argumentaciones, ni podrá detectar una contradicción ni una incongruencia. Habrá excepciones, claro está, y serán ellas las que manejen el cotarro, porque en contra de lo que muchos jóvenes y pedagogos creen -que no sirve de nada aprender lo que no va a utilizarse profesionalmente-, quienes tengan una cabeza estructurada seguirán siendo los sobresalientes del mundo. El que sepa latín -«una pérdida de tiempo»- y matemáticas -algo «casi innecesario», con las máquinas calculadoras- sacará una ventaja insalvable a sus especializados contemporáneos.

Pero ya ahora abundan quienes no se sabe por qué leen artículos, cuando lo que buscan y hacen es convertirlos en lemas o proclamas o slogans. Los que escribimos estas piezas intentamos, en términos generales, contar, decir y explicar, razonar, argumentar, criticar, exponer una cuestión y matizarla, analizar, llamar la atención sobre aspectos de la realidad que nos parecen inadvertidos, examinar pros y contras de algún asunto, y desde luego influir, persuadir, convencer y crear dudas. Ustedes leen nuestras columnas en pocos minutos y a menudo distraídamente, y así debe ser: lo que se opina en un diario también tiene mucho de pasatiempo para el lector. Pero eso no quita para que los articulistas nos esmeremos en lo que decimos y dejamos de decir, dediquemos varias horas a componerlas y algunos hagamos un borrador o dos antes de la versión definitiva. No siempre, pero con frecuencia, uno procura afinar y no expresar las opiniones de manera gruesa ni demasiado tajante; pensamos -mal o bien- sobre las cosas, no soltamos lo primero que se nos ocurre, damos vueltas a nuestras convicciones y a veces descubrimos que hay cuestiones sobre las que es difícil tener una opinión, porque son complejas o desconcertantes: nos limitamos a exponer nuestra perplejidad y nos abstenemos, por tanto, de emitir una conclusión a la que no hemos llegado. Incluso a veces hacemos virguerías para matizar una postura o para que no se entienda algo distinto de lo que uno ha querido decir.

Cada vez hay, sin embargo, un mayor número de lectores de artículos que cogen la pieza y no leen lo que ésta dice, sino que van a la búsqueda de lo que, según ellos, viene a decir. No les interesa nada lo que hay en el texto, sino el lema o slogan que deciden «extractar» de él, y que seguramente no está en él. En el fondo éste les parece «paja», y hacen caso omiso de las salvedades, las matizaciones, las argumentaciones y los razonamientos, para resumir: «Ya, lo que viene a decir este tío es que no hay que tener ordenador ni usar e-mail». O: «… que no se deben abrir las fosas de la Guerra Civil». O: «… que las amas de casa son unas petardas». O: «… que la famosa cúpula de Barceló es una estafa y un despilfarro». O: «… que hay que ponerle la placa en el Congreso a la Sor Maravillas esa que no la conocía ni Dios». Es decir, por mucho que uno trate de no simplificar un asunto, a menudo se encuentra con que no pocos lectores se lo simplifican a uno, lo quiera o no. A veces es desesperante, se lo aseguro, por muy curtido que uno esté y aunque sepa que son gajes del oficio. Una de las principales causas de que suceda esto es la cerrilidad política: hay lectores que, si uno se aparta un ápice de lo que ellos quieren leer, lo toman ya como un agravio y lo meten a uno en el saco de «los enemigos». Otros le reprochan que no haya señalado algo que justamente sí ha señalado, lo cual siempre me deja estupefacto. Hay quienes se fijan en una sola frase que no les gusta y omiten la existencia de todas las demás, y quienes buscan como locos alguna hoja por la que coger el rábano. Y demasiados no están dispuestos ni siquiera a atender y enterarse, a sentir curiosidad por la visión de «este tío o esta tía», y, por así decir, leen sólo lo que deciden leer, esté ello escrito o no. Cada vez más gente desea únicamente reafirmarse en lo que ya piensa, o indignarse si no lo encuentra, y al pie de la letra además. Gente que se adentra en una pieza más o menos compleja para sacar de ella una conclusión simplona o falsa. ¿Qué futuro, pues, le aguarda a este modesto género? Yo me imagino que este mismo artículo de hoy será resumido por unos cuantos así: «Marías se queja de que no lo entienden». O aún peor: «Marías desprecia a sus lectores y los llama simples». En fin, pues qué se le va a hacer.

JAVIER MARÍAS

El País Semanal, 28 de diciembre de 2008

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro tomó  

Publicado martes, 20 de enero de 2009 9:27 por FZ_madredHelena
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Libertad condicional. Corazones heridos

Supongo que hoy, al leer la noticia de la libertad condicional de Farruquito, más de uno se habrá acordado de mí.

Sí, por solidaridad emocional.

El culpable de la muerte de mi hija que entró en prisión hace muy poco, tiene una condena de 2 años y nueve meses. Aparentemente es menos que la de Farruquito que era  de 3 años. Pero no es así. Farruquito tenía dos condenas: Homicidio imprudente y omisión del deber de socorro. Total 3 años.

Farruquito ha cumplido los dos tercios de su  condena y sale bajo libertad condicional.

Anteriormente, ya había pasado por la situación de salir con permisos penitenciarios, volver a la cárcel sólo para dormir y por último, la libertad condicional.

En nuestro caso, el causante de nuestro dolor pasará por las mismas etapas. Y con ello contamos.

¿Debe ser así? ¿Es poco? ¿Es mucho? ¿Es justo?

Los que hemos perdidos a nuestros seres queridos buscamos algo de paz en el amparo de la justicia. ¿Poco? Cómo no nos va a parecer poco comparado con el sufrimiento que nos han proporcionado y con la condena recibida los que están bajo tierra. ¿Justo? Es muy difícil que los que hemos perdido a nuestros seres queridos por algo tan injusto como son las acciones irresponsables de otros, sea de la índole que sea, veamos justas las decisiones que toma la justicia. Y sin embargo las respetamos, las acatamos. Volcamos toda nuestra rabia, nuestro dolor, puede que incluso nuestro odio, en sufrir calladamente nuestra desgracia e, incluso, ayudando a otros que llegaron después que nosotros a esta misma situación.

Pero no nos pidan que nos parezca justo. Que sintamos que merecen la reinserción. Que admitamos que han cumplido su pena,  su condena y con la sociedad. No nos pidan que estemos contentos porque se ha hecho justicia.

Porque en sus vidas habrá habido una mancha que han borrado con el paso por la cárcel durante unos pocos meses, pero ¿Y en nuestro corazón…? ¿Cómo se cierra la herida de nuestro corazón?

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena que murió por el alcohol que otro tomó.

Publicado viernes, 16 de enero de 2009 12:23 por FZ_madredHelena
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El día que Helena descubrió «My Girl»

Cuando Helena vio la película «My Gril», le impactó.  Era normal. Una película de niños y tratando un tema poco habitual en los niños. La muerte.

Le encantó. Lloró y se emocionó. Y descubrió la canción  «My Girl». Ahora, mi nana cada noche. 

Buenas noches mi amor.

Mamy.

Publicado martes, 13 de enero de 2009 21:21 por FZ_madredHelena
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