Sara y la poesía
Sara es una joven que me descubrió a Rosalía de Castro. A ella le debo conocerla en su ámbito más cercano a la temática de este blog, la pérdida de los hijos.
Y me quedé prendada de Rosalía, porque con sus versos puedo poner palabras a mis sentimientos, palabras que jamás sería capaz de escribir.
De vez en cuando me descubre a otros autores que expresan estos sentimientos o parecidos. Hace unos días me mandó otros poemas. Esta vez me dijo que no saben de quién son, que los encontró por casualidad y se acordó de nosotros.
Mi querida Sara, junto con Helena eran la juventud del rellano, pero ella también nos ha abandonado, aunque por suerte sólo para irse unas manzanas más lejos. Se ha hecho mayor y quiere vivir como tal.
En la vida de Helena ha habido varias Saras, cada una corresponde a una etapa de su vida. Sara amiga y compañera de colegio, Sara compañera de Universidad y Sara vecina. Todas ellas tuvieron mucha suerte de conocer a Helena, creo que pensarán, y nosotros de conocerlas a ellas, pensamos.
La Eternidad, uno de los poemas que me envió Sara:
LA ETERNIDAD
Lo eterno, aquello que ya no
dejará de existir,
porque está en mi cabeza
porque está en tu corazón.
No me resisto a que el tiempo
borre los recuerdos
de quien ya no se encuentra
para quien ya no necesita respirar,
y hallar su destino
quizás mezclado con la incertidumbre
pero siempre intenso y maravilloso.
A pesar del dolor que produce
tu marcha, hoy quiero decirte adiós
y abrir la puerta a los fantasmas
que me atormentan,
que cada noche me visitan
y cada mañana me torturan.
Es cierto que nunca te olvidaré
pero también he de sonreír
porque aún soy humano
y tu eres eterno.
Siento que me das fuerzas
para conseguir vivir
en este infierno llamado día.