(Dibujo de Mario Coello para «Baño Nocturno» en la Revista 5Magazine)
Esta noche he soñado con Helena. Estaba de exámenes. ¡Cuánto sacrificio para quedarse todo en una cuneta! Cuántas horas robadas al sueño, al juego, a la diversión. Cuántas madrugadas pendientes del reloj para que se levantara a estudiar. ¡Cuántas maldiciones al que la mató!
Ahora, ya no tengo que preocuparme por esas cosas, ya no me quita el sueño, tampoco a ella. Ahora, ya no existe el sueño ni los sueños, solo las pesadillas. Angustiosas, deprimentes, oscuras, tristes, siempre ahí agazapadas, y como única solución, salida, medicina, esperar a que te despiertes para entrar en una realidad aún más negra: confirmar la no existencia de la persona que ya solo puedes tener a través de los sueños.
Y como Helena, son muchos los jóvenes, con un futuro prometedor, que se han quedado en la cuneta, rotos como sus sueños y el de los padres. También sé de otros jóvenes que tenían ya ese futuro en la mano, que compartían negocio con sus padres o que estos lo tenían ya preparado para la incorporación de ese hijo, pero la enfermedad se los llevó.
Y habrá quien me diga, para consolarme, que el fututo de los jóvenes tampoco es tan prometedor, pero eso es solo un problema de la vida misma, más o menos difícil, pero vida, que no es problema cuando esta ya no existe.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.