Carta a un Bebé
Maldito y negro asfalto que cada día abres tus fauces para tragarte a una victima. Maldito y negro asfalto, que como un dios mitológico, cada día pides tu ración de comida. Maldito y negro asfalto que, a veces sólo y otras con ayuda, impones, como un tributo, tu dosis de tragedia.
¿Quién acariciará a este bebe? ¿quién le arropará por las noches? ¿quién le dará besos? ¿quién le dirá que esas chicas no le convienen? ¿quién sentirá que es el más guapo del mundo?. Ya sé que siempre habrá alguien que podrá hacer estas cosas, pero no será su madre, la que le dio la vida, la que, si es verdad que nos ven, estará contenta porque él se salvó.
Si es cierto que los que se van nos dejan su energía, él será un niño con toda la energía del mundo, pero un niño sin su madre. Yo soy una madre sin mi niña. ¡Qué cosas tiene la vida!, ¡Qué vida! que tiene estas cosas.
Duerme, duerme mi niño, que tu mamá está vigilando.
Flor Zapata, madre de Helena.